ECOTURISMO

El paraíso de aguas cristalinas rodeado de ahuehuetes milenarios que puedes conocer en Michoacán

Entre raíces que emergen del agua y un reflejo color turquesa, el Lago de Camécuaro cautiva a los viajeros con su belleza ancestral, sus leyendas purépechas y su ambiente de paz.

Ecoturismo.Paraíso de aguas cristalinasCréditos: X: @Michoacan
Escrito en DESTINOS el

En el centro del estado de Michoacán, muy cerca del poblado de Tangancícuaro, se encuentra uno de los escenarios naturales más impresionantes de México, el Lago de Camécuaro. Este sitio, con sus aguas transparentes y su entorno lleno de ahuehuetes centenarios, parece una escena salida de una película de fantasía.

Es un rincón donde la naturaleza, las raíces culturales y la tranquilidad se mezclan a la perfección, convirtiéndolo en un refugio ideal para quienes desean escapar del bullicio cotidiano. Desde 1940, el área fue reconocida oficialmente como Parque Nacional y está bajo la protección de la Secretaría de Medio Ambiente. El espacio cuenta con unas diez hectáreas de territorio resguardado, donde nacen manantiales naturales y habitan múltiples especies.

El color del lago, que varía entre azul turquesa y verde brillante, proviene de las corrientes subterráneas que lo alimentan de manera constante, manteniendo sus aguas puras y en movimiento. Pero su encanto no solo es visual, también posee una energía especial que muchos visitantes describen como mística.

Para la cultura purépecha, los cuerpos de agua eran considerados templos naturales, custodios de recuerdos y símbolos de vida. Por eso, quienes recorren las orillas del Lago de Camécuaro sienten una paz profunda, como si el tiempo se detuviera y la naturaleza susurrara historias antiguas entre las raíces de sus árboles.

Una leyenda entre lágrimas y manantiales

Su nombre en purépecha significa “lugar de la amargura oculta”, y está vinculado con una antigua leyenda que ha sobrevivido por generaciones. La historia cuenta que Huanita, una princesa purépecha, se enamoró de Tangáxhuan, sobrino del fundador del imperio. Sin embargo, un sacerdote llamado Candó la secuestró y la mantuvo prisionera en una yácata, donde lloró tanto que sus lágrimas formaron el lago.

Cuando su amado descubrió su paradero, lanzó una flecha que atravesó al secuestrador y se clavó en un sabino, del cual brotó un manantial de agua verde. Desde entonces, se dice que entre las profundidades del lago aparece la figura de una mujer que intenta atraer a los nadadores hacia el fondo.

Un destino para relajarse y explorar

Hoy, el Lago de Camécuaro es uno de los espacios naturales más visitados de Michoacán. Su espejo de agua ocupa más de una hectárea y alcanza una profundidad de hasta seis metros. Los visitantes pueden nadar, remar o recorrer el lago en pequeñas embarcaciones que ofrecen paseos guiados. También se puede acampar, bucear o simplemente disfrutar del paisaje bajo la sombra de los ahuehuetes.

El parque abre todos los días de 9:00 a 19:00 horas, con una entrada general de 50 pesos, aunque los residentes de Tangancícuaro entran gratis presentando su identificación oficial. Los recorridos en lancha tienen un costo promedio de 250 pesos, mientras que el estacionamiento ronda los 20 pesos.

En los alrededores, hay puestos de comida donde se pueden probar antojitos típicos como enchiladas, sopes y truchas recién pescadas. Además, el ambiente familiar lo convierte en un punto ideal para escapadas de fin de semana, sesiones fotográficas o picnics frente al agua.

Un refugio que une historia y naturaleza

Entre las raíces que emergen del lago y los reflejos turquesa del agua, el Lago de Camécuaro es más que un destino turístico: es un símbolo de conexión entre el pasado y el presente. Los ahuehuetes centenarios parecen custodiar los secretos del lugar, mientras los visitantes se dejan envolver por el murmullo del viento y el sonido del agua que nunca se detiene.

Visitarlo es reencontrarse con lo esencial: la calma, la belleza natural y la sensación de estar frente a uno de los rincones más mágicos de México. Un sitio donde la leyenda y la realidad se confunden, y donde cada ola guarda un eco de historia, amor y eternidad.