¿No te parece increíble que cada año, millones de mariposas monarca llegan a México después de recorrer miles de kilómetros desde Canadá y Estados Unidos? Su destino final son los bosques de oyamel del centro del país, donde descansan durante el invierno. Desde mediados de noviembre hasta finales de marzo, puedes ir para admirar este fenómeno natural en los santuarios del Estado de México, donde los árboles parecen moverse cubiertos por miles de alas naranjas.
Uno de los lugares más accesibles desde la Ciudad de México es el Santuario Piedra Herrada, ubicado en San Mateo Almomoloa, municipio de Temascaltepec. A solo 107 kilómetros de distancia, es el sitio perfecto para escaparse un fin de semana y ver de cerca cómo las monarcas tiñen el bosque. La entrada cuesta alrededor de 40 pesos e incluye un guía local que te lleva por los senderos hasta las zonas donde descansan las mariposas.
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Piedra Herrada forma parte de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Sus montañas alcanzan más de tres mil metros de altura, lo que crea un ambiente fresco y húmedo, excelente para que las mariposas se refugien. Durante el trayecto, verás cómo los rayos del sol se filtran entre los árboles mientras miles de alas revolotean, creando una escena mágica.
Otro sitio cercano es el Santuario El Capulín, en Donato Guerra, también dentro del Estado de México. Se encuentra a unos 140 kilómetros de la capital, y para llegar hay que pasar por Toluca y Villa Victoria. Desde ahí, un camino boscoso lleva hasta el Cerro Pelón, donde las mariposas descansan en grandes racimos sobre los pinos. El recorrido es de unos cuatro kilómetros, y puede hacerse caminando o a caballo, acompañado por guías que te explican el comportamiento de las monarcas durante su estancia.
Dónde acampar en los santuarios de la mariposa monarca en Edomex
Una tercera opción es La Mesa, ubicada en el ejido Sierra Campanario. Este santuario está a unos 150 kilómetros de la CDMX y tiene tanto la opción del avistamiento como actividades al aire libre. Hay cabañas para pasar la noche, zonas de camping y hasta un criadero de venados que se puede visitar. Desde ahí, los senderos llevan hasta los puntos donde las mariposas se agrupan para hibernar, rodeadas por el silencio del bosque y el sonido suave del aleteo.
La mejor hora para observarlas activas es entre las 11:00 y las 14:30, cuando el sol calienta el ambiente y comienzan a moverse. En cambio, por las mañanas suelen permanecer inmóviles, pegadas a los troncos para conservar el calor. Enero y febrero son los meses más recomendados para la visita, ya que es cuando las colonias están más grandes y visibles. Si planeas ir, lleva ropa abrigada, calzado para senderismo y agua, ya que el terreno tiene pendientes pronunciadas.
También hay que tener en cuenta algunas reglas: no se pueden tocar las mariposas, usar flash ni hacer ruidos fuertes. Los guardabosques pueden limitar el tiempo de observación a 18 minutos para evitar que el movimiento humano las altere. Tampoco está permitido ingresar alimentos, bebidas alcohólicas o mascotas. Son medidas necesarias para proteger a esta especie que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza considera “En Peligro”.
Si prefieres no preocuparte por los detalles, hay agencias en Valle de Bravo y Toluca que organizan excursiones completas. Algunas incluyen transporte, guía, acceso al santuario y paradas en miradores o restaurantes locales. Es una buena opción si viajas en grupo o no quieres conducir, ya que las carreteras de montaña pueden tener curvas cerradas y poco señalamiento.
Ver a las mariposas monarca en su entorno natural es una experiencia difícil de describir. Si estás en la Ciudad de México y quieres vivir algo diferente sin ir tan lejos, los santuarios del Estado de México son la opción perfecta para hacerlo. Solo necesitas elegir tu ruta, prepararte para caminar un poco y dejarte sorprender por este espectáculo natural.