Cuando estás en busca de un viaje repleto de conocimiento natural y ancestral, San Juan Raya y Atexcal en Puebla son los destinos perfectos. Hoy son localidades semidesérticas, pero hace millones de años estaban cubiertos por un mar prehistórico. Imagínate caminar entre cerros y que, de repente, veas moluscos fosilizados o piedras con formas que te dan una noción de cómo era esa zona hace millones de años.
Lo más curioso de esta región es que, aunque hoy la veas árida, su historia está marcada por el agua. Entre las montañas se escondían mares cálidos que dejaron rastros por todos lados: capas geológicas antiguas, huellas de dinosaurios y restos marinos petrificados que siguen apareciendo.
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Paleontólogos confirmaron hace poco la presencia de pisadas de dinosaurios herbívoros, carnívoros y hasta criaturas voladoras en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, lo que elevó aún más el interés por conocer cómo era este paisaje hace unos 120 millones de años. Todos estos destinos al sur de la capital del estado son realmente únicos.
Explora San Juan Raya
Explorar San Juan Raya es una experiencia que te regalará tanto caminatas tranquilas y museos comunitarios como zonas donde el tiempo parece no seguir su curso natural para regalarnos secretos del pasado. Ahí puedes observar biznagas enormes, caminos pedregosos y paisajes realmente diferentes. Dentro de la RBTC, este pueblo se ha vuelto un punto muy importante para buscar rutas paleontológicas. Te recibe con espacios hechos por la misma comunidad, que comparte su conocimiento de manera cercana.
El Museo Paleontológico de San Juan Raya es un lugar que no puede faltar en tu recorrido. Inició en un cuartito con tablones y fósiles acomodados a mano, y hoy suma tres salas donde puedes ver piezas del Cretácico, información sobre la zona y objetos rescatados por los habitantes. Entre los senderos también aparece la famosa biznaga conocida como “El asiento de suegra”, una planta milenaria que se ha vuelto la foto obligada para todo visitante.
En San Juan Raya, la comunidad organiza recorridos a pie, en bicicleta o a caballo a través del Centro Ecoturístico local. Esta dinámica permite que seas parte de la vida diaria del pueblo, que pruebes comida regional y que veas artesanías hechas con palma, rafia y plantas medicinales. Además, hay hospedaje rústico para quienes quieren quedarse una noche y sentir el silencio profundo del semidesierto bajo un cielo despejado.
Explora Atexcal
Atexcal es otro punto crucial para entender el antiguo mar poblano. Sus cañadas, suelos calcáreos y formaciones rocosas conservan fósiles que narran cómo se transformó la zona con el paso del tiempo. También verás capas geológicas expuestas que parecen pasteles de piedra, cada una contando un pedazo de la historia de la Tierra.
Para tu viaje a estas localidades, desde Puebla puedes tomar la autopista 135D rumbo a Tehuacán y luego desviarte hacia Tepexi de Rodríguez. Después, un tramo de terracería en buen estado conduce a San Juan Raya o Atexcal. Si viajas en coche llegarás rápido, pero también puedes usar transporte colectivo desde Tehuacán.
Todo esto ha vuelto a San Juan Raya y Atexcal puntos muy buscados para el turismo científico y natural. No solo por lo que se ha encontrado ahí, sino por lo que todavía puede descubrirse. El reciente anuncio de las huellas de dinosaurios detonó una nueva ola de curiosidad entre viajeros y especialistas, y es fácil entender por qué. Pocas veces tienes oportunidad de ver, tan de cerca, rastros reales de criaturas que caminaron por el mismo lugar que tú hace más de cien millones de años.
Conoce la Reserva de la biosfera Tehuacán-Cuicatlán
Más de 490 mil hectáreas con ecosistemas muy variados que van desde zonas áridas hasta bosques templados. Ahí viven miles de especies de plantas y animales, algunas únicas de esta región. Entre cardones, magueyes, aves y reptiles puedes cruzarte con paisajes que cambian en cuestión de kilómetros. También es un sitio que ha sido estudiado por su papel en el desarrollo temprano de la agricultura, con rastros de ocupación humana de más de 10 mil años.