Imagínate en un bosque cubierto de niebla, rodeado de oyameles altísimos, cuando de pronto, miles de mariposas empiezan a volar sobre tu cabeza. Así se vive la temporada de mariposas monarca en los santuarios de Michoacán y el Estado de México. Estos insectos viajan desde el norte de América para pasar el invierno en las montañas mexicanas.
La travesía de estas mariposas es impresionante. Vienen desde Canadá y Estados Unidos, en un recorrido que supera los cinco mil kilómetros. No lo hacen todas juntas, sino en distintas generaciones. Solo una logra llegar hasta México y quedarse el tiempo suficiente para empezar el camino de regreso en primavera. Suena increíble, pero esta pequeña viajera alada atraviesa fronteras sin que nadie la detenga. ¡Todo un ejemplo de vida!
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Si te fascinan estos seres diminutos, te va a emocionar saber que en México hay seis santuarios abiertos al público dentro de la Reserva de la Biosfera: tres en Michoacán (El Rosario, Sierra Chincua y Senguio) y tres en el Estado de México (Piedra Herrada, El Capulín y La Mesa). Todos tienen senderos en medio del bosque para ver a las mariposas en su ambiente natural.
Para que la experiencia salga bien, conviene llevar ropa cómoda, calzado para caminar y algo de abrigo: el clima en las montañas puede cambiar de un momento a otro. Eso sí, el recorrido no se trata de correr ni de llegar rápido, sino de disfrutar el trayecto y mirar con calma todo lo que hay alrededor.
Consejos para tu visita a los santuarios de la Mariposa Monarca
Las reglas en los santuarios no son para incomodar, sino para que las mariposas puedan seguir regresando. Nada de gritos ni flashes. Hay que seguir los caminos marcados, no pasarse del límite de tiempo en la zona de observación (18 minutos), y dejar en casa a las mascotas, las botanas y los repelentes. Al final, son cosas pequeñas que ayudan a proteger un fenómeno que lleva siglos ocurriendo.
El espectáculo no es sólo visual, también se escucha. Cuando millones de mariposas mueven sus alas al mismo tiempo, el sonido se parece al de la lluvia suave sobre las hojas. Si tienes suerte, puedes quedarte quieto unos minutos y notar cómo te rodean en silencio, como si el bosque respirara.
Tu visita a los santuarios valdrá cada esfuerzo, pues estos insectos son realmente interesantes. Su color naranja con negro es una advertencia para los depredadores: no soy buena idea para tu desayuno. Durante su etapa de oruga, se alimenta de plantas tóxicas (del género Asclepias) que la vuelven poco apetecible. Aun así, hay aves y ratones que ya aprendieron a resistir el sabor. A pesar de todo, millones logran completar el viaje cada año, aunque las amenazas siguen ahí.
Aunque hoy sabemos mucho sobre ellas, no fue sino hasta 1975 que se descubrió su ruta migratoria completa. Fred y Nora Urquhart dedicaron su vida a seguirlas con ayuda de miles de personas que marcaron sus alas. Gracias a ese esfuerzo, hoy tú puedes pararte bajo un árbol y ver cómo esas alas naranjas llenan el cielo. No es magia, pero se siente como si lo fuera. Elige tu santuario favorito y lánzate a descubrirlas, o mejor aún, arma una ruta que incluya varios.
¿Cuánto cuesta la entrada al Santuario de las mariposas monarca?
La Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca se extiende entre el oriente de Michoacán y el poniente del Estado de México, abarcando varios municipios de ambos estados. Entre noviembre y marzo, puedes visitar los santuarios, donde hay recorridos a pie, en bicicleta o a caballo, así como comida típica, artesanías y actividades al aire libre. El acceso cuesta en promedio 35 pesos e incluye guía. Desde la Ciudad de México, se puede llegar por Toluca y Maravatío o desde lugares como Valle de Bravo, Zitácuaro y Morelia.