Michoacán es de esos lugares que impresionan en cada rincón. Fuera de sus centros urbanos más conocidos, hay parajes ocultos donde las raíces prehispánicas y el legado colonial conviven con escenarios naturales que parecen sacados de un sueño.
Para quienes desean vivir una experiencia diferente, este destino brinda rutas poco transitadas, perfectas para acercarse a lo genuino. Explorar Michoacán es sumergirse en un encuentro entre raíces ancestrales y paisajes vibrantes. Desde edificaciones antiguas hasta montañas humeantes, pasando por espejos de agua pura y refugios de mariposas, cada sitio guarda un relato.
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Una de las mayores riquezas del estado son sus encantadores pueblos mágicos. Si bien lugares como Pátzcuaro ya gozan de fama, todavía hay sitios menos explorados que mantienen su esencia intacta.
Caminar por sus callejones de piedra, disfrutar de la comida típica y conocer historias transmitidas de generación en generación es parte del atractivo de estas localidades. Si querés una travesía que una costumbres, entorno natural y emoción, este rincón mexicano es una excelente elección. Aquí te presentamos algunos espacios que merecen ser descubiertos.
Pueblo mágico Pátzcuaro
Hace más de siete siglos, los purépechas levantaron este pueblo mágico, considerado uno de los más antiguos y representativos del país. Su denominación, que se traduce como “entrada al cielo”, lo posicionaba como un sitio sagrado por donde transitaban las divinidades. Actualmente, conserva un aire tradicional, con construcciones de barro, plazas espaciosas y edificios religiosos de época virreinal.
Algunos de los puntos imperdibles del lugar son la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, la histórica Casa de los Once Patios y la Plaza Vasco de Quiroga. También destaca por su manera especial de conmemorar el Día de Muertos, una tradición que en noviembre atrae a miles de visitantes que llegan a vivir una experiencia cargada de emoción, símbolos y misticismo.
Naturaleza que asombra
El Paricutín es considerado un tesoro natural único en su tipo dentro del continente. Surgió de manera inesperada en el año 1943 y cubrió por completo una localidad, dejando visible únicamente el campanario de un templo como prueba de lo sucedido. Actualmente, es posible llegar hasta su cima atravesando extensos paisajes de roca volcánica endurecida, en una travesía que deja huella.
También merece una visita el conocido refugio de la Mariposa Monarca, al que cada temporada invernal arriban miles de ejemplares provenientes de Canadá. Las áreas protegidas de El Rosario y Sierra Chincua permiten explorar senderos rodeados de abetos repletos de mariposas agrupadas en enormes cantidades.
Rincones ocultos
Para quienes desean un respiro en la naturaleza, hay dos rincones imperdibles. Uno es un lago de agua transparente custodiado por árboles gigantes donde se puede remar con calma o descansar en la orilla. El otro, una caída de agua oculta entre el verde del bosque, a la que se accede bajando un largo sendero de piedra.
Y para quienes disfrutan del océano, Nexpa es una alternativa sobre el litoral de Michoacán que brinda hospedaje sencillo, gastronomía típica, olas ideales para tabla y una vibra tranquila. No es muy popular, lo que la convierte en un tesoro escondido donde aún se aprecia la serenidad del Pacífico lejos del bullicio.