Michoacán caracteriza por sus tradiciones ancestrales, paisajes, festividades y deliciosa gastronomía. El destino ofrece gran variedad de atractivos naturales y culturales, como sus ciudades históricas, como Morelia, cuyo centro histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Además cuenta con nueve Pueblos Mágicos perfectos para descubrir la tierra de la mariposa monarca.
En ellos podrás descubrir deliciosa gastronomía, templos de arquitectura deslumbrante, bosques y montañas que acogen santuarios de mariposas monarcas y tradiciones permanecen en el tiempo, como la de muertos en la isla de Janitizio y el lago de Pátzcuaro, además de artesanías que son reconocidas a nivel mundial, como las de Santa Clara del Cobre y hasta ciudades antiguas como la de Yácatas en Tzintzuntzan.
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Cuitzeo
El Pueblo Mágico de Cuitzeo es un viaje a través del tiempo, ahí se encuentra el lago de Cuitzeo, el segundo más grande de México, donde se asentaron los purépechas y que dejaron su huella en centros religiosos y ceremoniales. En las calles del centro se puede apreciar una mezcla de tradición ancestral y colonial que se traduce en templos, mercados y plazas donde se respira el aroma a corundas y uchepos recién hechos. La vida en Cuitzeo pasa lento y al mismo ritmo hay que describir sus templos históricos como el de Santa María Magdalena y el museo de la estampa.
Jiquilpan
Jiquilpan está muy cerca del Lago de Chapala, es la tierra que vio nacer a Lázaro Cárdenas, aquí se respira una atmósfera relajante sobre todo en el Jardín Colón, en la Plaza de Armas donde sus habitantes pasan la tarde con una taza de café. También es un rincón para admirar el arte de José Clemente Orozco y de las mujeres expertas en tejer rebozos. Hay que conocer los monumentos más emblemáticos del pueblo como la Fuente de la Aguadora, la fuente, del Exconvento de San Francisco de Asís, que resguarda un Cristo que fue donado por el emperador Carlos V, también el templo del Sagrado Corazón con su cúpula rosada y un mapa de la región durante la época cristera.
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Mineral de Angangueo
Angangueo es un pueblo rodeado de montañas y bosques de oyamel que son refugio de la mariposa monarca y que hacen un viaje de más de 4,000 km desde el sur Canadá, de noviembre a marzo, es un antiguo pueblo minero que mantuvo su actividad hasta 1953. En el centro del pueblo hay que conocer el templo de la Inmaculada Concepción, relata la historia del pueblo, un imperdible es el Hotel Jardín Angangueo, de 250 años de antigüedad y con espacios dedicados al arte en su interior, como su Patio Central, que funciona además de sitio de relajación, como galería.
Paracho de Verduzco
Paracho es considerado la tierra de las guitarras pues ahí sus lauderos fabrican con mucha destreza estos instrumentos musicales que destacan por su calidad, por eso su principal atractivo son sus talleres y tiendas en donde podrás adquirir las mejores guitarras del mundo. Además, encontrarás otros instrumentos de gran calidad, que también le ha valido el reconocimiento como Capital de los Instrumentos Musicales de Cuerda, pues aquí se crean cerca de 120. El centro de Paracho es el lugar para admirar sus hermosas construcciones de la época colonial y disfrutar corundas y platillos típicos como el churipo.
Pátzcuaro
Pátzcuaro sorprende con sus calles empedradas y sus construcciones de teja roja que contrastan con el tono azul profundo del cielo, está asentado en la ribera del lago del mismo nombre en donde se pueden ver las lanchas que los pescadores usan para la pesca del pescado blanco y los charales con los que se preparan platillos típicos. También puedes probar el caldo michi y los uchepos, que son tamales dulces de elote. Pero también puedes comprar objetos de madera y hierro forjado y caminar por sus plazas y jardines que conducen a templos de arquitectura deslumbrante.
Santa Clara del Cobre
Ubicado a una hora de Morelia, Santa Clara del Cobre es un Pueblo Mágico reconocido por sus artesanos que elaboran hermosas piezas de cobre que son reconocidas a nivel mundial, con una técnica que fue heredada desde la época virreinal, cuando Vasco de Quiroga enseñó la técnica de cincelado a los habitantes. En el centro puedes conocer el jardín principal con su quiosco antiguo que presume un cazo de cobre. También puedes conocer el mercado de artesanías, el museo nacional del cobre y el lago Zirahuén perfecto para para actividades ecoturísticas.
Tacámbaro
Tacámbaro se encuentra a 55 kilómetros de Pátzcuaro en Michoacán, está rodeado por montañas y cascadas de impresionantes caídas como la de Arroyo Frío y presume de temperatura perfecta casi todo el año gracias a su privilegiada ubicación, ideal para la siembra de aguacate, zarzamoras y caña de azúcar. También es conocido como el Balcón de Tierra Caliente, en el centro hay que conocer sus casas blancas, sus edificios antiguos y plazuelas. Los jardines de la Plazuela del Santo Niño te guiarán directamente a la hermosa Catedral de San Jerónimo, al final del recorrido prueba el aporreado o las riquísimas carnitas.
Tlalpujahua
Rodeado de montañas, Tlalpujahua sorprende con su aire relajado, sus calles empinadas y empedradas que conducen a edificaciones de cantera rosa. El pueblo es famoso porque ahí se fabrican esferas con la técnica de vidrio soplado, es el primer productor de esferas a nivel nacional y se realiza la Feria de la Esfera con diversas actividades culturales y con venta de objetos de vidrio soplado. Hay que conocer los conventos de arquitectura barroca como el de San Francisco, que data del siglo XVII o el Santuario de Nuestra Señora del Carmen, santa patrona de Tlalpujahua, es un sitio imperdible en la ruta, ya que al encontrarse en uno de los puntos más altos del pueblo brinda una hermosa panorámica.
Tzintzuntzan
El Pueblo Mágico de Tzintzuntzan significa "tierra de los colibríes", a unos pasos de el pueblo se encuentra el Centro Ceremonial Purépecha, Las Yácatas, este consta de cinco templos que datan del siglo XIII erigidos sobre una terraza de bloques de piedra. En el pueblo encontrarás el convento de San Francisco que conserva los árboles de olivo que plantó el propio obispo Don Vasco de Quiroga a mediados del siglo XVI. Sus habitantes fabrican diversas artesanías ideales para llevar a casa, lámparas, mesas, y sillones de "chuspata"; abanicos, adornos y petates de tule así como hermosos trabajos de alfarería policromada.