Los meses más calurosos del año nos invitan a soñar con refugiarnos en alguno de los paraísos playeros de México. El Pueblo Mágico de Bacalar, en Quintana Roo, es uno de nuestros favoritos.
ENTRADA A LA NATURALEZA
A sólo media hora de Chetumal, en la parte sur del estado de Quintana Roo, la laguna de Bacalar –la más grande en la península de Yucatán– y la comunidad del mismo nombre que se levanta sobre la costa occidental, componen un seductor destino que reúne playas, selva e historia. Declarado Pueblo Mágico en 2006, su variada oferta turística lo hacen ideal para viajar con amigos, en pareja o en compañía de toda la familia.
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MIRADA AL PASADO
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Además de su exuberante riqueza natural, Bacalar ha sido escenario de una profunda historia que, hoy, sobrevive en los sitios arqueológicos que atraviesan la región, y edificaciones coloniales, como el Fuerte de San Felipe, erigido en el siglo XVI para defender el territorio de invasiones piratas, y que hoy alberga al Museo de Bacalar, además de que regala vistas inolvidables de la laguna.
LOS COLORES DEL AGUA
La “Laguna de los Siete Colores”, llamada así por la deslumbrante diversidad de tonos azul que conviven en su superficie, es ideal para practicar deportes acuáticos, como kayak y stand-up paddle. Sus cenotes abiertos, como el Azul y el Negro, atraen a visitantes, tanto principiantes como expertos, que quieran bucear o esnorquelear en esta paradisiaco escenario.
CIELO EN LA TIERRA
Los amantes del ecoturismo y la aventura encontrarán en la singular Isla de los Pájaros un edén habitado por una gran diversidad de especies de aves –tanto endémicas como migratorias– que incluye ejemplares tan disímiles, como loros, halcones, cormoranes y cigüeñas. Al amanecer y al atardecer, las aves alzan el vuelo desplegando un arrebatador espectáculo en el cielo.
SECRETO DE VIDA
La laguna de Bacalar es casa de la colonia más grande de estromatolitos en el planeta y, año con año, su presencia atrae a investigadores interesados en estudiar la forma de vida más antigua en el planeta y obliga a que el turismo de la zona promueva su protección. El estudio de estos fijadores de carbono, responsables de generar oxígeno, es fundamental para entender la evolución de la vida en nuestro planeta.