En México, el legado cultural es asombroso y diverso, expresándose de formas únicas en cada rincón de sus estados. Un singular ejemplo, es el mole de ladrillo, también conocido como mole de matuma. Esta delicia culinaria es una muestra de la riqueza cultural que persiste gracias al esfuerzo de los habitantes de Ixtenco, un encantador Pueblo Mágico ubicado en Tlaxcala, poblado mayormente por la comunidad otomí.
Matuma es una palabra en yuhmu, una variante del otomí, que continúa presente gracias a aproximadamente 400 personas que la hablan en este pueblo. La Fiesta de la Matuma es una celebración emblemática en Ixtenco que se lleva a cabo el 24 de cada mes, alcanzando su esplendor el 24 de junio en honor a San Juan Bautista. Durante estas festividades, se eligen "mayordomos" quienes deben tener en sus hogares la imagen del santo, y son quienes reciben a los invitados para compartir música y comida.
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Ixtenco, tradiciones milenarias y paisajes inolvidables
Ixtenco, un encantador Pueblo Mágico a 170 kilómetros de la Ciudad de México, es decir, aproximadamente 2 horas y 40 minutos en automóvil, está situado en las faldas del volcán Matlalcueye. Aquí, además de la oportunidad de explorar este volcán y disfrutar del senderismo, los visitantes pueden descubrir el Cerro Xalapasco, que se eleva a una altura de 2,752 m s. n. m. Conocido como "el señor de los diez cráteres", este cerro exhibe una belleza única gracias a los cráteres formados por la actividad volcánica.
Ixtenco ofrece tantas experiencias que es difícil no querer abarcarlas todas. Por ejemplo, para ascender el Cerro de Xalapasco, se debe recorrer un camino rural que atraviesa la Estación Científica La Malinche, la única en bosques de alta montaña en México, y algunas ruinas de una antigua hacienda. Ixtenco es un lugar donde pasado, presente y futuro se entrelazan, donde la naturaleza y la humanidad convergen en una rica amalgama de vida y tradición. Además, desempeña un papel fundamental en la preservación de la cultura local.
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Si buscas una experiencia culinaria llena de tradición y sabor, en un entorno de belleza y riqueza cultural, entonces Ixtenco es una parada obligatoria en tu viaje. Antes de que explores otras opciones, permítenos compartir contigo que el mole de ladrillo es elaborado con chile guajillo, que le otorga su característico color rojizo, así como canela, clavo, semillas de cilantro, carne de res, masa y caldo. Este platillo tiene una historia que algunos vinculan con la simbología de la sangre de Cristo.
Durante las festividades, las "ntzu matuma" o "abuelas de la matuma", guardianas de la tradición culinaria de Ixtenco, se embarcan en la laboriosa tarea de preparar alrededor de 400 litros de este mole tan particular. Este acto no solo representa una celebración gastronómica, sino que también es un tributo a una tradición profundamente arraigada en la comunidad, transmitida de generación en generación.