CELEBRACIÓN

El Pueblo Mágico donde nació la nochebuena y la historia de una tradición colorida

Descubre el origen mesoamericano de la flor más famosa de la Navidad y conoce el destino donde la magia decembrina vive todo el año

Pueblos Mágicos.La historia de la nochebuena en México Créditos: Unsplash/ Evelyn Quintanilla
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La historia de la flor que domina la Navidad en México empieza en un lugar que muchos viajeros aman visitar: Tlalpujahua, el Pueblo Mágico michoacano donde la temporada decembrina nunca termina. Aunque el origen de la flor se rastrea a Michoacán, Morelos y otros estado del centro y no en un punto exacto, este sitio se volvió un referente gracias a su ambiente festivo permanente, a sus talleres y a su papel como símbolo nacional durante las celebraciones de invierno.

Así, la Nochebuena se relaciona con dos Pueblos Mágicos: Tlalpujahua y también Taxco, ya que esta flor se usó por primera vez en las fiestas navideñas del siglo XVII en Taxco, Guerrero. De acuerdo con la Gaceta y con investigadoras de la UNAM, la famosa Nochebuena —Euphorbia pulcherrima— tiene raíces mucho más antiguas que las esferas y los villancicos.

Su nombre original en náhuatl, Cuetlaxóchitl, significa “flor que se marchita” y aparece en antiguos códices recopilados por fray Bernardino de Sahagún. Según especialistas como Laura Trejo Hernández, del Instituto de Biología de la UNAM, esta planta era apreciada desde tiempos prehispánicos por su color, su uso medicinal y su papel en ceremonias sociales. 

También se sabe que los tlatoanis la cultivaban en jardines y la usaban como trofeo, pues el rojo tenía una carga simbólica relacionada con el poder en Mesoamérica. Más tarde, con la llegada de los franciscanos a Taxco, comenzó a utilizarse en celebraciones navideñas, uniendo prácticas indígenas con rituales católicos. Por eso Taxco se considera el punto fundamental de esta flor desde la perspectiva biocultural, según la información difundida por la UNAM.

De Mesoamérica al mundo: la historia global de la Nochebuena

A inicios del siglo XIX ocurrió un giro inesperado. El diplomático estadounidense Joel R. Poinsett envió ejemplares a Filadelfia y, desde los invernaderos del Jardín de Bartram, la planta viajó por el mundo. A pesar de que hay datos sin confirmar sobre cómo la obtuvo, sí existen cartas que prueban los envíos a Estados Unidos. Al poco tiempo, Europa también la conoció, y décadas después los cultivos masivos en California impulsaron su fama global. Ahí comenzó la etapa en que muchos la identificaron como Poinsettia, aunque su origen siga siendo profundamente mesoamericano.

Los investigadores de la UNAM explican que esta planta crece de forma natural en bosques tropicales subcaducifolios y zonas húmedas, sobre todo en Guerrero y Morelos. Necesita sombra para desarrollarse bien, lo cual coincide con su nombre náhuatl, ya que el sol directo la daña. Su floración ocurre a final de año, momento en el que las brácteas cambian de verde a rojo como parte de su estrategia para atraer polinizadores. Lo que popularmente se ve como “una flor” en realidad es una estructura compleja llamada ciatio, compuesta por varias flores diminutas fusionadas.

Aunque hoy la encuentres en macetas de todos tamaños, en su forma silvestre puede alcanzar hasta seis metros de altura. Sus tonos varían entre rojos, cremas y blancos, según la diversidad de cada población. Estudios del Instituto de Biología de la UNAM confirman que su distribución natural abarca desde Sinaloa hasta Guatemala y probablemente llega a otros países centroamericanos. México posee variedades generadas por manejo tradicional, con registros realizados por Chapingo e INIFAP.

De acuerdo con datos citados por la UNAM, la producción mundial está encabezada por Europa, seguida por Estados Unidos y México con millones de plantas cultivadas cada año. En nuestro país, los estados líderes incluyen Morelos, Michoacán, Ciudad de México, Puebla, Jalisco y Estado de México. La gente la aprecia tanto por su apariencia como porque se ha convertido en un ícono de las fechas decembrinas aquí y en muchos otros rincones del mundo.

La historia de la nochebuena. Créditos: Pexels/ Pew Nguyen

Tlalpujahua: uno de los mejores lugares para comprar nochebuenas

Y es justo aquí donde Tlalpujahua entra en escena, porque si hay un lugar donde la Navidad nunca se apaga, es este Pueblo Mágico. Las calles se iluminan con luces, desfiles y mercados que no descansan durante la temporada, pero la energía festiva se mantiene todo el año gracias a sus talleres de esferas. 

El Museo de la Esfera es parada obligada. Allí verás piezas artesanales que van desde diseños clásicos hasta obras pintadas a mano que muestran el talento de cientos de familias que trabajan el vidrio soplado. Durante la Feria de la Esfera, más de 450 talleres llenan las calles con brillos y música. Además, cerca de Tlalpujahua tienes parajes como la Presa Brockman, el Parque Nacional Rayón y los santuarios de la mariposa monarca, ideales para desconectarte después de una jornada entre luces y esferas.