Si no lo sabías, el sistema de cuevas subacuáticas más grande del planeta está en México, y sí, puedes explorarlo. En 2018 se confirmó que los sistemas Sac Actun y Dos Ojos, en la península de Yucatán, en realidad eran uno solo. La unión de estos pasajes formó un laberinto acuático de 347 kilómetros, una auténtica obra natural bajo tierra. Este descubrimiento no solo emocionó a los buzos de todo el mundo, también puso los ojos del mundo en el Pueblo Mágico Tulum.
El suelo calizo de esta región ha moldeado durante miles de años un complejo sistema de cuevas y cenotes. Tulum, hoy considerado uno de los puntos más atractivos para el buceo en cavernas, también guarda secretos del pasado. Dentro de estas aguas se han encontrado restos de animales extintos y vestigios de la cultura maya. Vas a bucear y, sin darte cuenta, estás cruzando por lo que fue un espacio ceremonial prehispánico.
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El equipo del Gran Acuífero Maya (GAM), liderado por Robert Schmittner, fue el responsable de lograr esta conexión. No fue casualidad ni suerte: Schmittner dedicó 14 años a cartografiar túneles y galerías en busca del vínculo entre ambos sistemas. El hallazgo no solo amplió el mapa subterráneo, también confirmó la existencia de una fuente de agua dulce vital para la región, usada desde épocas remotas hasta hoy.
Además de su historia y su importancia ecológica, este sitio ha despertado la curiosidad de científicos, exploradores y aventureros. Se han identificado más de 100 contextos arqueológicos con restos humanos, piezas de cerámica, herramientas, tumbas mayas y huesos de fauna que ya no existe. Si decides visitar el cenote Dos Ojos, prepárate para sumergirte —literalmente— en un viaje por el tiempo y por uno de los ecosistemas más sorprendentes del país.
¿Qué son los cenotes y cómo se crearon?
La península de Yucatán es plana y está formada por roca caliza, lo que ha permitido el desarrollo de miles de cenotes, en su mayoría ubicados en el estado de Yucatán. Se estima que hay entre 7,000 y 8,000, aunque resulta difícil contabilizarlos todos, sobre todo en Campeche y Quintana Roo por la densidad de la vegetación.
Los cenotes vieron la luz al mundo por la disolución de la roca caliza, el colapso de techos de cavernas y la interacción entre agua dulce y salada. Algunos mantienen sus techos intactos, pero otros parecen pozos perfectos. De acuerdo con los expertos, sus formas varían tanto como sus edades, y en cada uno se esconde una historia distinta marcada por el agua, el tiempo y la química del lugar.
Si vas a Tulum y no tienes certificación de buceo (o simplemente no te gusta esa idea), no te preocupes, hay otra forma de asomarte al sistema de cuevas acuáticas más grande del mundo. Si lo tuyo es nadar, relajarte o tomar fotos en lugares raros y llenos de historia, los cenotes son para ti. Hay miles repartidos por la zona, cada uno con su propia vibra, rodeados de selva, piedra caliza y silencio. Además de ser una chulada, muchos fueron considerados sagrados por los antiguos mayas, así que la experiencia va más allá del chapuzón.
¿Qué hacer en Tulum?
- Explorar la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an
- Nadar en el Cenote Dos Ojos
- Pasear por la zona hotelera, desde La Zebra hasta Tulum Beach
- Tomar fotos en el arte urbano de Tulum Art Club
- Ver el amanecer en Playa Paraíso
- Visitar las ruinas mayas de Tulum