Si estás planeando tu próximo road trip de fin de semana y quieres saber cuál es el municipio más bonito de Guerrero, hicimos la tarea por ti: le preguntamos a la Inteligencia Artificial y a varios viajeros expertos, y todos coincidieron en lo mismo: Taxco. Este Pueblo Mágico es famoso por sus casitas blancas, sus callejones empedrados, las artesanías de plata y una gastronomía para chuparse los dedos.
Puede que el gusto sea subjetivo, pero lo mejor es ir y comprobarlo tú mismo. Apenas llegues, vas a querer sacar la cámara a cada paso. Tienes para entretenerte con lugares como la Casa Borda, la Cascada de Cacalotenango, el Cerro del Huixteco, los Atlantes, sus museos, haciendas antiguas y hasta un paseo en teleférico con vistas que te dejarán sin aliento. Callejonear es parte de la experiencia, y seguro te vas a quedar con ganas de volver.
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Taxco es arquitectura colonial bien conservada, calles que suben y bajan entre cerros y una parroquia tan impresionante que parece sacada de otra época. Las fachadas blancas con techos rojos le dan un aire muy hipnótico, y el ambiente entre bohemio y artístico se siente en cada esquina.
Llegar no es complicado ni caro. Si sales desde la Ciudad de México en auto, pasarás por cuatro casetas que suman unos 306 pesos y gastarás como 350 pesos en gasolina por trayecto. Si prefieres el autobús, el boleto ronda los 200 pesos y el viaje toma unas cuatro horas. Ya sea en coche o en camión, lo importante es que llegues... y que no olvides llevar espacio en la mochila por si te enamoras de más de una joyita de plata.
¿Qué hacer en Taxco en un día?
Empieza el día subiéndote al teleférico, que te lleva a 175 metros de altura con vistas hermosas. Puedes abordarlo desde la base, cerca de la Exhacienda del Chorrillo, o desde la parte alta, junto al Hotel Montetaxco. Cuando bajes, lánzate a ver los Atlantes de Taxco, unas figuras gigantes inspiradas en los guerreros toltecas de Tula. Ya que andas por ahí, sigue la aventura subiendo al cerro del Huixteco.
Ya en el centro, la Parroquia de Santa Prisca te recibe con su fachada barroca y un interior lleno de detalles en oro. A un lado está la Casa Borda, que además de tener historia, funciona como centro cultural. Si te gusta el arte, cerca encontrarás el Museo de Arte Virreinal en la Casa Humboldt, y también el Museo William Spratling, donde hay joyería y piezas arqueológicas.
Por la tarde, anímate a explorar un poco más allá del centro. Puedes visitar antiguas haciendas como la de San Juan Bautista o la del Chorrillo, que guardan historias del pasado minero del pueblo. Pero si te gusta mojarte y respirar aire puro, lánzate a la Cascada de Cacalotenango: tiene caídas de hasta 170 metros y es perfecta para el rapel, la tirolesa o simplemente aventarte un picnic con vista al bosque. También están las Mil Cascadas, a una hora del centro, donde hay pozas, grutas, zonas para acampar y paredes de agua donde puedes clavarte o descender con cuerda.
Y si aún te queda energía, cierra con un paseo por el Parque Nacional Grutas de Cacahuamilpa, una cueva gigantesca que te hace sentir chiquito con sus techos altísimos y formaciones de otro mundo. Si prefieres algo más relajado, quédate a dormir en el centro y busca una cena con vista a la parroquia iluminada o a la Plaza Borda. En solo un día puedes recorrer historia, naturaleza y culturaa.