¿Pensando en tu próximo viaje? Tenemos cuatro palabras: los Pueblos Mágicos de Querétaro. Este estado tiene siete maravillas llenas de historia, color, comida deliciosa y paisajes que se quedan grabados en la mente. Son perfectos para salir de la rutina y armar un fin de semana diferente, ya sea con amigos, pareja o en plan solitario.
Si te gusta la naturaleza y el aire fresco, lánzate a la Sierra Gorda. Ahí te esperan Jalpan de Serra, San Joaquín y Pinal de Amoles, rodeados de montañas, ríos y clima fresco. Son magníficos para aventarte caminatas, perderte entre los árboles o simplemente relajarte con vistas espectaculares. ¿Más de vino y calorcito? Entonces te va a gustar Bernal, con su imponente Peña, o Tequisquiapan, donde el plan es vinos, aguas termales y mucho queso artesanal.
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Para quienes buscan tradiciones y un ritmo de vida más pausado, Amealco de Bonfil es el indicado. Está al sur del estado y es conocido por sus muñecas otomíes hechas a mano, además de tener un ambiente tranquilo que invita a caminar sin prisa por sus calles. Cadereyta de Montes, por su parte, tiene jardines botánicos que sorprenden y un perfecto balance entre desierto y vegetación.
¿Cuáles son los 7 pueblos mágicos de Querétaro?
Si ya estás pensando en visitar alguno de los siete Pueblos Mágicos de Querétaro y te da curiosidad cuánto podrías gastar, aquí tienes un resumen. Desde la capital, el viaje redondo más económico es a Tequisquiapan, con un gasto aproximado de 1,460 MXN entre gasolina y casetas. Le siguen Amealco con 1,508 MXN, Cadereyta con 1,560 MXN, Bernal con 1,660 MXN, San Joaquín con 1,888 MXN, Pinal de Amoles con 2,000 MXN y, finalmente, Jalpan con 2,160 MXN. Así que ya no hay pretexto: elige el que más te llame, prepara tu ruta y disfruta.
Amealco de Bonfil
Conocido por ser el origen de las muñecas Lele, el imperdible es su museo dedicado a ellas. Su Plaza Principal, la más grande de Querétaro, es perfecta para sentarte a descansar mientras ves el día a día y recorres los talleres artesanales cercanos. No dejes pasar el Palacio Municipal, un edificio del siglo XVIII lleno de historias, ni la parroquia de San Martín, con su estilo neoclásico y la campana “Consagrada” que solo suena en momentos especiales. Para desconectarte, la Laguna de Servín y la Presa de Batán te regalan paisajes frescos y actividades como senderismo y avistamiento de aves.
Bernal
Bernal es uno de los destinos más visitados de Querétaro por una razón clara: basta con mirar la Peña para entenderlo. Este enorme monolito de 350 metros —el tercero más grande del mundo— se roba todas las miradas y despierta las ganas de subirlo, ya sea por aventura o por la foto. Pero no todo gira alrededor de la roca: las calles empedradas, las casas antiguas y ese ritmo pausado te hacen desear descubrir cada rincón. Puedes darte una vuelta por el Museo de la Máscara, entrar a sus templos o simplemente sentarte a comer unas gorditas de maíz quebrado o un bisquet con nata recién hecho.
Cadereyta de Montes
En el semidesierto queretano, Cadereyta de Montes es un oasis. Puedes explorar grutas, visitar manantiales como Xidhi o El Aguacate, o cruzar hasta la isla de Tzibanzá, rodeada por la presa Zimapán, para desconectarte del mundo y enamorarte del paisaje. En el centro te esperan casonas antiguas y templos que conservan el aire de otros tiempos, mientras que en los alrededores hay viñedos, fábricas de mármol y un jardín botánico lleno de cactus únicos. El clima va de caluroso en el día a fresco por la noche, perfecto para dormir en una cabaña, remar en kayak o caminar entre cerros.
Jalpan de Serra
Jalpan de Serra está en medio de la Sierra Gorda y tiene justo lo necesario para un viaje memorable. Ahí te espera una de las cinco misiones franciscanas que la Unesco puso en su lista, junto con una plaza tranquila y el Templo de Santiago Apóstol, que guarda siglos de historia entre sus muros. Puedes visitar el Museo Histórico de la Sierra Gorda, darte una vuelta por la Presa de Jalpan —que además de humedal protegido es buenísima para ver aves— o lanzarte a remar por los ríos Jalpan y Santa María.
Pinal de Amoles
Está en la Sierra Gorda y cuando llegan las lluvias, todo cambia: las montañas se llenan de neblina, las cascadas se activan y el paisaje parece sacado de una postal. El clima es fresco todo el año, así que no hace falta buscar pretextos para quedarte en una cabaña con chimenea y vista al bosque. Entre lo imperdible está el Mirador Cuatro Palos, donde el famoso “mar de niebla” te deja sin palabras, el Puente de Dios con sus aguas claras y escondidas, y la Cascada El Chuveje, que cae desde 30 metros en medio de la vegetación. También puedes perderte en los callejones del centro o subir al Mirador Peña de la Guacamaya.
San Joaquín
En este paraíso de la Sierra Gorda puedes explorar las ruinas prehispánicas de Ranas, conocidas como el "Machu Picchu mexicano", rodeadas de montañas y silencio. También están las Grutas de los Herrera, con pasadizos llenos de estalactitas que parecen sacados de una película. Desde el Mirador La Crucita se ven paisajes que ameritan pausa, y en el Museo Arqueológico y Minero puedes echarte un clavado a la historia del sitio.
Tequisquiapan
Este destino es conocido por su Feria Nacional del Queso y el Vino, que se realiza entre mayo y junio en el Parque La Pila. Ahí puedes probar productos artesanales de distintas regiones, asistir a catas guiadas, talleres y conciertos. En el centro encontrarás la Parroquia de Santa María de la Asunción, un mercado de artesanías con trabajos en mimbre y cantera rosa, y calles tranquilas para caminar. A las afueras hay varios balnearios con aguas termales como El Geiser o Termas del Rey, y empresas que organizan vuelos en globo al amanecer. También hay rutas del vino con visitas a viñedos como La Redonda o Viñedos Azteca.