En territorio mexicano hay rincones llenos de magia esperando ser explorados. Algunos de ellos forman parte de los conocidos Pueblos Mágicos, destinos destacados por su riqueza cultural, belleza natural y legado histórico. No se trata solo de lugares pintorescos: poseen una energía única que los vuelve inolvidables.
Esta iniciativa nació en el año 2001 gracias al impulso de la Secretaría de Turismo, con el objetivo de promover el crecimiento de pequeñas comunidades que han logrado preservar su identidad con el paso de los años. En la actualidad, más de 170 localidades forman parte de esta iniciativa, cada una con una personalidad propia.
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Quienes los visitan pueden encontrarse con caminos de piedra, arquitectura de época, escenarios naturales sorprendentes y sitios antiguos llenos de misterio. Además, se pueden degustar recetas tradicionales, admirar el trabajo de manos artesanas y sumergirse en una cultura con raíces profundas.
Y lo más interesante: varios de estos Pueblos Mágicos se encuentran a poca distancia de la capital mexicana, lo que los vuelve perfectos para salir de la rutina en una salida exprés durante la temporada de calor.
Escapadas mágicas cerca de CDMX
Valle de Bravo, Estado de México
Ubicado a unos 120 minutos de la Ciudad de México, este encantador destino combina paisajes tranquilos con emociones al aire libre. En su lago es común ver personas remando en kayak o deslizándose en veleros. Al mirar hacia arriba, el cielo se llena de color con los parapentes. Su corazón histórico, donde resalta la Parroquia de San Francisco de Asís, invita a perderse entre calles empedradas y construcciones antiguas llenas de encanto.
Tepoztlán, Morelos
A tan solo 90 minutos en auto desde la capital, Tepoztlán se ha ganado fama por su ambiente espiritual. Ascender al Tepozteco es una tradición imperdible; en la cima se alza una antigua edificación indígena desde donde se obtienen panorámicas inolvidables. El Ex Convento de la Natividad también merece una visita, al igual que los puestos del mercado donde se venden especialidades como los itacates.
Malinalco, Estado de México
En este lugar poco frecuentado, se combinan paisajes verdes, vestigios del pasado y una atmósfera serena. Su atractivo principal es un sitio ceremonial mexica esculpido directamente en piedra. También vale la pena recorrer el antiguo monasterio agustino, pasear entre locales de arte y probar una sabrosa trucha al ajillo servida en cocinas tradicionales.
Huasca de Ocampo, Hidalgo
Este rincón rodeado de naturaleza es conocido por sus leyendas y maravillas geológicas. A unas dos horas en coche desde CDMX, sorprende con sus Prismas Basálticos, columnas de origen volcánico formadas hace siglos. Además, se pueden explorar antiguas haciendas y hacer caminatas por senderos que atraviesan paisajes boscosos.
Bernal, Querétaro
Perfecto para escapadas breves, Bernal se sitúa a poco más de dos horas de distancia y es famoso por su imponente formación rocosa, la Peña de Bernal, considerada uno de los peñones más grandes del planeta. Es posible hacer el ascenso caminando o simplemente contemplarla desde abajo, mientras se disfruta de una rica gordita o se visita su iglesia principal.
¿Qué empacar para tu escapada?
Antes de salir, asegúrate de llevar lo necesario para disfrutar sin contratiempos; comodidad, protección y lo justo para no cargar de más.
- Ropa cómoda (incluyendo short y una chaqueta ligera)
- Calzado para caminar
- Protección solar (gorro, lentes de sol, crema)
- Pijama y ropa interior
- Mochila de día
- Cámara o celular con batería extra
- Artículos de higiene personal en tamaño pequeño
- Mapa offline descargado del destino
- Dinero en efectivo y documentos
¡Listo! Solo te falta elegir el destino y salir a descubrir la magia.