La muerte de la reina Isabel II a los 96 años le ha dado un giro a la monarquía británica ya que esto pone fin a los 70 años de la monarca al frente de la realeza y dando paso a una nueva era con el ascenso al trono de Carlos III. Sin embargo, durante todos estos años, la monarca logró viajar por todo el mundo dejando un gran legado histórico en cada uno de los rincones que pisó. Y por supuesto su viaje por México no fue la excepción.
La reina Isabel II visitó México en dos ocasiones; la primera en febrero de 1975 durante el sexenio del entonces presidente Luis Echeverría, y la segunda en 1983, con el entonces mandatario Miguel de la Madrid. Tras ambas visitas, la monarca logró recorrer desde Quintana Roo hasta La Paz, donde se nombraron diversos lugares en su honor como el famoso zoológico 'La Reina' en Yucatán o un mueve en La Paz.
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Aunque los viajes de la reina a México no fueron lo único que la conectó con las tierras aztecas, sino que el arte fue una pieza fundamental que llegaría desde nuestro país hasta el Reino Unido de la mano de Roberto Ruiz, un artista que tallaba en hueso piezas hermosas que lograron llegar hasta los ojos de Isabel II, quien quedó completamente enganchada al trabajo del artista y por lo que decidió hacer un pedido muy especial.
Roberto Ruiz, el artista que impresionó a la reina Isabel II
Nacido en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca en 1928, Roberto Ruiz llegó a instalarse hasta Nezahualcóyotl en el Estado de México con su trabajo de tallado en hueso, pero fue justo su talento lo que logró que 17 piezas talladas llegaran al Museo Británico, donde la reina Isabel II tuvo la oportunidad de apreciarlas y quedar atrapada por la belleza de las mismas. Según lo señalado por El Universal en 2012, sus propios hijos contaron cómo las piezas de Ruiz dejaron impresionada a la monarca.
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José Manuel y Abraham Ruiz, contaron que su padre Roberto Ruiz fue alentado por Carlos Monsiváis y María Teresa Pomar para llevar sus piezas a Londres, mismas que acapararon la atención de la reina Isabel, por lo que pidió a los curadores que le pidieran al artista que realizara una pieza exclusiva para ella. Así, la monarca envió un retrato único a Roberto Ruiz para la elaboración de un camafeo.
Una vez que el trabajo estuvo terminado, Isabel II quedó tan complacida con el trabajo de Roberto Ruiz que pidió que las 17 piezas que se mostraban en el Museo Británico fueran trasladadas al Palacio de Buckingham, donde se montó una exposición que llevaba el nombre del artesano y que permaneció en el lugar hasta el día de su fallecimiento en 2008. Más tarde, Chloë Sayer, curadora del Palacio envió una carta a los hijos de Roberto Ruiz diciendo que su obra sería resguardada con otras piezas valiosas para la corona.
La obra de Roberto Ruiz consta de más de 4 mil piezas talladas sobre huesos de animales, así como colmillos y piezas de madera, entre las que destacan representaciones de catrinas, calaveras, campesinos, indígenas, representaciones de revolucionarios. Parte de su obra fue adquirida por grandes coleccionistas como Carlos Monsiváis (actualmente en el Museo del Estanquillo), e incluso el propio Miguel de la Madrid, logró conseguir algunas de sus piezas de arte.