Hace poco más de un mes el huracán Otis como categoría 5 impactó las playas y la costa de Acapulco causando estragos y un grave daño al puerto más famoso de México, el fenómeno natural sorprendería a todos los residentes y turistas que se encontraban en el lugar al pasar de tormenta tropical a huracán de categoría 5 en poco más de 12 horas. El impacto derribó líneas eléctricas, arrancó árboles de raíz, deslizamiento de tierras e incluso cobró la vida de decenas de personas.
Sin embargo, tras 42 días, la costa da un gran paso y fue cuando el pasado 12 de diciembre la Secretaría de Cultura informó que los famosos clavados en la Quebrada volvieron a los acantilados para asombrar a todos con sus espectaculares saltos. Todo esto ante la Virgen de Guadalupe que se encuentra en este sitio y que no sufrió ninguna consecuencia tras el devastador huracán con vientos de 260 kilómetros por hora. Así que justo el día donde se cumplieron los 492 años de la aparición de la Patrona de México a Juan Diego en el cerro del Tepeyac, se reabrió uno de los espectáculos más impresionantes y famosos de Acapulco.
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La historia de los clavados en la Quebrada
El sitio llamado la Quebrada es un acantilado que surgió en 1799, luego de que parte del cerro fuera dinamitado para evitar que la población falleciera por cólera y enfermedades provocadas por las altas temperaturas. Así fue como el doctor de la Corona española, Francisco Javier Balmis, propuso realizar un canal que permitiera entrar el aire hasta el centro de la ciudad pero quedó inconcluso por falta de recursos económicos. Fue en 1876 cuando el coronel Jossé María Lopetegui retomaría el proyecto, sin embargo de nuevo la falta de dinero impidió que se terminara, hecho que popularizó el lugar con el nombre de “La Quebrada”.
Fue en la década de los 30’s cuando los nativos de los barrios cercanos a este acantilado iniciaron como un reta lanzarse del peñasco de 35 metros. En un inicio era un pasatiempo y competencia entre ellos mismo, sin embargo, tal hazaña se fue expandiendo de oídos a oídos en los pobladores del puerto y mejor aún, a las personas fueran de la ciudad.
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Cuentan que el primero en aventarse de La Quebrada fue Rigoberto Apac Ríos, fue el primero en aventarse de la parte más alta del peñasco dislocándose el brazo. Posteriormente encontrarían el lugar ideal para ejecutar estos sorprendentes saltos. Fue entonces cuando en 1934 se estableció de manera oficial el show de clavados y se conforma la Asociación de Clavadistas Profesionales de La Quebrada. Incluso son reconocidos a nivel internacional por estos increíbles saltos que siguen pasando de generación en generación.