¿Alguna vez pensaste que ver un elefante de cerca sería una experiencia tranquila? Pues no siempre es así. En Botswana, un grupo de turistas vivió una de las escenas más intensas de su vida cuando un elefante decidió dejarles claro que no estaba de humor para visitas.
Todo ocurrió en el 27 de septiembre en el Delta del Okavango, donde los viajeros se desplazaban en tradicionales canoas llamadas mokoro. Eran visitantes estaban en un tour tipo safari, que en ese momento de la actividad consistía en un paseo entre las aguas para observar la fauna. Pero los guías se acercaron demasiado a una hembra con sus crías, y en ese momento apareció la verdadera protagonista de la historia: una enorme elefante que no corrió detrás de ellos.
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El animal embistió con fuerza y en segundos dos canoas quedaron patas arriba. Los turistas, entre británicos y estadounidenses, terminaron en el agua infestada de cocodrilos sin entender muy bien qué estaba pasando. Entre el caos, algunos intentaban nadar, otros trataban de alcanzar la orilla, mientras los guías apenas podían reaccionar.
Lo más dramático sucedió cuando una de las mujeres quedó atrapada bajo el agua. El elefante, usando su trompa, la empujó hacia abajo por unos segundos que parecieron eternos. Ella sobrevivió de milagro, y los expertos aseguran que si el animal hubiera insistido un poco más, el desenlace habría sido fatal.
El furioso ataque de un elefante en un safari
El susto fue tan grande que las imágenes del ataque dieron la vuelta al mundo. Ser atacado por un coloso de siete toneladas defendiendo a su familia es realmente terrorífico, y mucho más para los que lo recordaran porque estuvieron ahí. Por eso, el video muestra que los elefantes pueden ser imponentes.
Nadie resultó con heridas graves, aunque sí hubo pérdidas materiales: cámaras, celulares y equipo electrónico terminaron destruidos por el agua. Y aunque eso duele, todos coincidieron en que lo importante era salir con vida. Poder contar que vivieron la embestida de un elefante adulto en su hábitat natural.
Expertos locales explicaron que este tipo de reacciones son normales cuando se invade el espacio de una hembra con crías. Para ella, los turistas no eran curiosos con cámaras, sino posibles amenazas. El error estuvo en acercarse demasiado, algo que incluso los guías reconocen como un riesgo mal calculado.
Lo curioso es que el ataque ocurrió justo en el Día Mundial del Turismo, como un recordatorio de que los safaris no son un juego y que la naturaleza no debe ser vista como espectáculo, sino siempre, antes que el paseo, buscar respetarla. Ver animales en libertad es increíble, pero hay que tener presente que no son parte de un show controlado.
La experiencia se convirtió en una anécdota que los sobrevivientes contarán durante años. Porque una cosa es ver a un elefante en un documental, y otra muy distinta es sentir cómo uno te persigue entre gritos y agua salpicando por todas partes. Pura adrenalina en estado salvaje.