Nadie podrá dudar que Diane Keaton fue una de las estrellas más grandes de Hollywood. Hoy, 11 de octubre, su fallecimiento en Los Ángeles ha dejado un vacío en el mundo del cine. Sus familiares compartieron la noticia a través de un vocero en la revista People. Nació el 5 de enero de 1946 y partió a los 79 años, dejando un legado inolvidable como actriz, directora y productora.
Desde sus primeros pasos en el teatro, Diane construyó una carrera que abarcó más de cinco décadas. Su nombre figura entre los más influyentes del cine estadounidense y su talento fue reconocido con un Óscar, dos Globos de Oro y un Bafta. Además, varias de sus películas se encuentran en la lista de las 100 mejores del American Film Institute, junto a grandes como Faye Dunaway y Katharine Hepburn.
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Su fama mundial comenzó con El padrino en 1972, pero fue Annie Hall.película de 1977, la película que le valió el Óscar a Mejor Actriz y la consagró como un ícono de Hollywood. A lo largo de su carrera se movió con soltura entre dramas y comedias, interpretando papeles complejos sin perder su autenticidad ni su peculiar sentido del humor, que siempre la distinguió frente a la cámara.
Keaton compartió pantalla y amistad con grandes del cine como Al Pacino, Jack Nicholson y Meryl Streep. En los años 2000 volvió a brillar con Something’s Gotta Give, que le dio su cuarta nominación al Óscar. Paralelamente, se dedicó a la dirección, producción, fotografía y diseño de interiores, incluso restaurando casas históricas.
Los Ángeles: el escenario de la vida de Diane Keaton
Los Ángeles, ciudad que la vio nacer y también despedir, es un lugar que destila cine y cultura. Entre sus calles se siente la energía de la industria cinematográfica, con Hollywood como su símbolo más famoso. Caminar por el Hollywood Walk of Fame, recorrer estudios de cine o ver el icónico letrero de Hollywood es una gran manera de entrar en la historia y la magia de la pantalla grande.
La ciudad tiene rincones que muestran su espíritu diverso. El Walt Disney Concert Hall, con su arquitectura de Frank Gehry, deslumbra a cualquier visitante, mientras que el Museo The Broad reúne arte contemporáneo de todo el mundo. Muy cerca, el Grand Central Market conserva la esencia multicultural de Los Ángeles.
Las playas angelinas son otro capítulo de la ciudad. Santa Mónica tiene la brisa del Pacífico con su famoso muelle lleno de vida, mientras Venice Beach es siempre una moneda al aire con artistas callejeros, patinadores y murales coloridos. Más al sur, Malibú se mantiene tranquila, con acantilados y arenas perfectas para un respiro entre mar y montañas.
El Griffith Observatory es otra parada obligada. Desde allí se pueden contemplar panorámicas de toda la ciudad y del cielo estrellado, además de recorrer senderos que llevan al mirador del letrero de Hollywood. Los barrios como Silver Lake, Echo Park y Downtown LA muestran otra cara de Los Ángeles, moderna, creativa y llena de cafés, galerías y música.
Diane Keaton convirtió a Los Ángeles en su escenario personal, un lugar donde su creatividad, humor y perspicacia podían brillar. Cada rincón de la ciudad acompañó su autenticidad y su estilo único, inspirando sus decisiones artísticas y personales. Su vínculo con el cine, la moda y la arquitectura se fortaleció con la energía de la ciudad, siempre brindándole nuevas ideas para seguir dejando huella, incluso ahora que se ha cerrado el telón de su obra… pero su legado es eterno.