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Descubren en Puebla un escorpión de piedra gigante: la pieza arqueológica que sorprende a México

Un hallazgo arqueológico, su uso en rituales antiguos y otros objetos misteriosos que ayudan a entender la vida de civilizaciones pasadas

Puebla.Descubren un escorpión de piedra giganteCréditos: Pexels/ ROMAN ODINTSOV
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Un hallazgo arqueológico ha impactado Puebla y México entero: un escorpión de piedra gigante con más de 60 metros de longitud fue descubierto en el Valle de Tehuacán. Pero no se trata de un animal fosilizado ni de una escultura moderna, sino de un montículo con forma de arácnido, elaborado en piedra de travertino hace más de mil años.

El hallazgo fue registrado en 2014 durante las investigaciones del proyecto “Los contextos y mapeo de los sistemas de canales fosilizados del Valle de Tehuacán, Puebla”, dirigido por James Neely, de la Universidad de Texas, y con colaboración del INAH. Los resultados acaban de publicarse en la revista Ancient Mesoamerica, lo que lo pone en el radar internacional. Si te apasiona la arqueología, México tiene tesoros que no puedes perderte, y sus decenas de sitios arqueológicos son perfecto para un viaje. 

Este “escorpión” forma parte de un complejo cívico-ceremonial que abarca once montículos asociados a antiguos canales de riego. Los investigadores calculan que su construcción ocurrió entre los años 600 y 1100 d.C., y su estudio es realmente importante, sobre todo para entender la relación entre rituales, astronomía y agricultura en la región.

Las dimensiones impresionan: mide 62.5 metros de largo, 13.2 metros de ancho y 80 centímetros de altura. Su cuerpo, cabeza y pinzas se orientan hacia el este y el noroeste, y el espacio entre sus pedipalpos es de 22.1 metros. Como detalle extra, en la cola y el aguijón se encontraron fragmentos de cerámica, lo que refuerza la idea de que tenía un uso ritual o simbólico.

Hallan en Puebla un montículo único relacionado con Tláloc y Quetzalcóatl

El escorpión es sumamente interesante dentro de la cosmovisión mesoamericana. Este arácnido, conocido como tlahuizcalpantecuhtli, estaba vinculado al planeta Venus, también llamado la estrella de la mañana, y tenía relación directa con fuerzas naturales como Tláloc, asociado a la lluvia, y Quetzalcóatl, asociado al viento. Esto ayuda a entender por qué la estructura pudo tener un papel central en ceremonias relacionadas con el agua y la fertilidad.

Lo interesante es que este montículo no estaba aislado: se integraba a un complejo agrícola de más de 10,000 hectáreas, considerado el más grande y mejor conservado de Mesoamérica. Gracias a un sistema de canales de riego, los antiguos habitantes lograron mantener una agricultura intensiva que perduró durante siglos, con continuidad de uso desde aproximadamente el año 2000 a.C. hasta tiempos recientes.

Los arqueólogos también hallaron objetos en la zona: vasijas, jarras, molcajetes, incensarios y hasta una escultura de barro, además de una hoja de laurel en obsidiana. Estos materiales muestran la importancia del sitio no solo en lo ritual, sino también en las redes de intercambio que mantenían con regiones como Tlaxcala, Oaxaca y el Golfo de México.

Un detalle curioso es que en la cabeza del escorpión se halló una ofrenda moderna: dos vasijas con tabaco y chiles. Esto es un gran indicativo de que, incluso hoy, el lugar conserva un valor simbólico, que lo siguen integrando en prácticas culturales. En México, solo se conoce otro montículo efigie similar en Paquimé, Chihuahua, con forma de serpiente y ave.