DÍA DE MUERTOS

5 leyendas de Día de Muertos para disfrutar las tradiciones de México

El Día de Muertos en México tiene especial significado, pues se cree que las almas tienen permitido visitar a sus familiares en la Tierra

Día de Muertos.Leyendas y tradiciones de MéxicoCréditos: Unsplash/MartilloVeit/Ilustrativa
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La celebración de Día de Muertos en México es una de las tradiciones que persisten gracias al cariño que se tiene a los seres queridos que ya murieron; en cada rincón del país se acostumbran rituales que incluyen la visita al panteón y la colocación de altares y ofrendas en casa.

Todo esto es para recibir a las almas de familiares y amigos, pues de acuerdo con antiguas culturas de México los días 1 y 2 de noviembre, las ánimas tienen permiso para venir a la Tierra y visitar los que fueron sus hogares.

Una leyenda muy bonita es la de los purépechas de Michoacán, que creen que la llegada de las mariposas Monarca a los templados bosques de México tiene relación con la llegada de las almas, pues coincide con los últimos días de octubre y los primeros de noviembre.

Aunque los días 1 y 2 de noviembre no son fechas de descanso obligatorio en el calendario escolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP) o en la Ley Federal del Trabajo (LFT), es costumbre apartar un momento para ir al panteón y decorar las tumbas, así como colocar el altar o la ofrenda de Día de Muertos en casa… De lo contrario, podría ocurrir algo como en las siguientes leyendas, compiladas por Amparo Sevilla, y publicadas por la Secretaría de Cultura.

El hombre que no respetó el Día de Difuntos

Esta historia es de un hombre que, para no perder un día de trabajo en su parcela pensó: “no voy a perder mi tiempo en este día, debo ir a trabajar a mi parcela, cada día debo buscar algo para comer y no voy a gastar mi dinero para esta fiesta, que además me quita mucho tiempo”.

Mientras estaba trabajando en el campo, escuchó una voz que decía: “Hijo, hijo, quiero comer unos tamales”; al principio pensó que se trataba de su imaginación, pero más tarde volvió a escuchar esa y otras voces que conversaban, e incluso lo llamaban por su nombre.

Al reflexionar que esa voz era de su padre y las de otros familiares que pedían la ofrenda que él se había negado a colocar, dejó sus herramientas y volvió a casa, pidió a su mujer que matara a unos guajolotes para hacer tamales.

El hombre se fue a  acostar para descansar un momento, cuando su esposa lo fue a despertar para avisarle que ya todo estaba listo, el hombre no despertó ya que estaba muerto, por lo que aunque cumplió a último momento con la ofrenda, sus familiares difuntos se lo llevaron.

El hombre que no puso ofrenda 

Para los días de Todos Santos un señor decía que  no era cierto que venían de visita las almas y se burlaba de quienes sí creían en ello, así que se fue al monte por leña y ahí lo espantaron, pues las ánimas le preguntaron ¿Por qué otros nos están dando y tú no?, ¿Por qué tú no vas a hacer nada?

Al llegar a casa se preguntó si eso era cierto y había que hacer Todos Santos y poner la ofrenda, aunque se apresuró a conseguir las cosas para la ofrenda el hombre ya estaba muriendo.

Ofrenda/Foto:Unsplash/Gerardo Covarrubias

La fiesta de Todos Santos

Este cuento ese de otro hombre que para los días 1 y 2 de noviembre -cuando se sabe que los difuntos y las ánimas vienen de visita a las casas- él afirmaba:  “Yo no creo que vengan las ánimas de los difuntos, no lo creo, no vienen: Son mentiras, yo no tengo tiempo, voy a trabajar”.

Para el 2 de noviembre, el día que llegan las almas de los adultos, al estar trabajando, en el camino escuchó la conversación de muchas personas que por ahí pasaban; la mayoría iban contentos y cantando pues llevaban comida y regalos de las ofrendas.

El hombre reconoció a algunos señores que hace años no había visto, es decir, que ya habían muerto. Vio a su papá y a su mamá y se entristeció, entonces dijo: “Ahora ya lo creo, todos los difuntos y todas las ánimas vienen”. Se acercó a sus papás y les prometió ponerles la ofrenda, sin embargo, aunque apuró a su esposa para preparar tamales y platillos, este hombre murió. 

El hombre que no cumplió sus obligaciones con los muertos de su familia

Un hombre que por descuido no colocó la ofrenda para los muertos de su familia, en el camino encontró a los difuntos de todo el pueblo, entre ellos iban sus padres ya fallecidos, a quienes vio tristes porque no habían tenido una ofrenda como los demás.

Al regresar a su casa, este hombre se apuró e hizo tamales de puerco; una vez que terminó de cocinar fue a descansar un poco, sin embargo esos tamales fueron para su velorio, ya que murió dormido.

El que no creía en Todos Santos

Este cuento narra la historia de un hombre que vivía solo, pero después se casó con una viuda, quien heredó bienes de su difunto esposo; ella poseía gallinas, guajolotes y marranos. Cuando llegó la fecha de Día de Muertos, el hombre le dijo a su mujer: “No vas a matar nada, ni siquiera un pollo, así nomás la vamos a pasar en Todos Santos, no vamos a comprar, no hay dinero con qué comprar… No es cierto que vienen en Todos Santos los que ya han muerto”.

“¿Quién los ha visto sí es cierto que vienen?, nomás dicen, no es cierto que vienen, ¿cuándo van a volver si ya están podridos?”. Así que el hombre se fue a la milpa y la mujer se quedó en casa. Cuando ya estaba terminando el día de Todos Santos y el hombre regresaba a casa, pasó cerca del cementerio y escuchó la conversación de personas que se preguntaban qué llevaban.

Uno dijo: “Yo encontré mi casa muy bonita, traje mi ropa, mi pañuelo, ¿y tú? -me fue bien, me dieron todo lo que ellos tienen, y preguntaron al otro: -a mí no me dieron nada, nomás esto que me habían puesto, pero van a ver si tardan en vivir”. Esa voz era del hombre que había sido el marido de su mujer; al reconocer la voz regresó a su casa y le dijo a su esposa: “Pon a calentar agua y vamos a matar el marrano”, arregló el altar y pusieron la ofrenda en la noche. Al amanecer, el hombre ya estaba muerto pues no quiso poner la ofrenda a tiempo.