La relación entre México y los dinosaurios es enorme y súper interesante. No es casualidad que existan tantos parques y zonas dedicadas a estas criaturas, sobre todo si recordamos que en Yucatán cayó el meteorito que cambió la historia del planeta hace 66 millones de años. Ese impacto dejó uno de los sitios más estudiados por la ciencia moderna. Además, el país guarda restos prehistóricos en Coahuila, Chihuahua, Baja California, Puebla y varios otros estados, así que el mapa paleontológico mexicano está más vivo que nunca.
Y ahora se suma un hallazgo que sacudió lo que sabíamos sobre estos seres hasta ahora: el INAH confirmó la presencia de huellas de dinosaurios en la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán. Sí, rastros reales, marcados en roca, que revelan cómo era la vida en esta zona hace unos 120 millones de años. El descubrimiento amplía lo que se sabía del antiguo ecosistema del suroriente de Puebla y abre una nueva puerta para entender su pasado.
Las huellas fueron localizadas tras denuncias de pobladores que notaron formas extrañas en barrancas y laderas de ríos. Esto motivó inspecciones en Atexcal y Tehuacán, donde especialistas del INAH confirmaron lo que parecía demasiado bueno para ser verdad. Las pisadas pertenecen a distintos grupos: herbívoros, carnívoros e incluso posibles voladores. La variedad sorprendió a los equipos de campo, que no esperaban tanta diversidad reunida en una misma región.
Detrás del proyecto estuvo el área de Paleontología del Centro INAH Puebla, encabezada por Iván Alarcón Durán. En coordinación con autoridades estatales, se llevaron a cabo recorridos en Santa Ana Xaloxtoc, Santa Catarina Tehuixtla y San Lucas Teteletitlán. En cada sitio se registraron entre cinco y veinte huellas distribuidas a lo largo de varios metros, muchas de ellas escondidas durante millones de años bajo sedimentos que las lluvias recientes dejaron al descubierto.
Dinosaurios identificados por sus huellas en Tehuacán-Cuicatlán
Entre las pisadas más claras se identificaron huellas de la familia Iguanodontidae, dinosaurios herbívoros muy comunes en el registro fósil de México. También aparecieron rastros de saurópodos, esos gigantes de cuello larguísimo tan representados en el cine y las series. También surgieron impresiones de terópodos pequeños, animales bípedos y carnívoros que dejaron marcas más delgadas y puntiagudas.
Los especialistas también detectaron señales que podrían pertenecer a terópodos más grandes relacionados con la familia Allosauridae. A esto se suman huellas que podrían indicar la presencia de pterosaurios, los famosos reptiles voladores del Mesozoico. Aunque estas últimas dos identificaciones requieren estudios profundos, ya adelantan la posibilidad de un ecosistema muy dinámico. Esto no significa que todos estos animales estuvieran en la zona al mismo tiempo, sino que pisaron ahí en distintos momentos del mismo periodo geológico.
Durante las inspecciones también se hallaron fósiles de moluscos y restos de maderas antiguas, lo que ayuda a reconstruir el paisaje del Cretácico Inferior. En aquel tiempo, gran parte del sur de Puebla estaba cubierto por mar poco profundo, y en zonas que alguna vez fueron playas quedaron marcadas las pisadas que hoy podemos observar.
La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán
La Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán tiene el panorama indicado para que aparezcan hallazgos así, ya que sus paisajes secos, montañosos y variados conservan con facilidad vestigios antiguos. Además de su vegetación única y su historia humana milenaria, ahora suma un capítulo prehistórico que nadie esperaba descubrir de golpe. Es un área enorme que abarca municipios de Puebla y Oaxaca, reconocida por la UNESCO por su valor natural y cultural.
El INAH informó que mantiene diálogo con las comunidades locales para proteger las huellas y garantizar su estudio adecuado. El hallazgo, que comenzó con el aviso de habitantes curiosos, terminó convirtiéndose en uno de los descubrimientos más emocionantes del año. En pocas palabras: Dinosaurios en Puebla.