Los seres sintientes son parte de nuestro día a día; ya sea como animales de apoyo emocional o mascotas, e incluso los callejeritos que solemos ver en nuestras rutinas diarias, pues de alguna forma también se vuelven parte de nuestro entorno, y por supuesto, de los viajeros, porque además de que los podemos encontrar paseando por ahí, también nos regalan momentos inolvidables.
Así ocurrió con este lomito, que se volvió viral en redes sociales, pues junto a varios niños de una primaria que utilizaron la técnica de dactilopintura o “pintura de dedos”, dejó impresas sus huellas en un mural de la escuela, decorando una pared junto a las manos de otros pequeños, pero también una vista para recordar a los viajeros, quienes podrán tomarse una foto en este espacio y saber quién fue el protagonista de esta maravilla artística.
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Así fue el emotivo momento para recordar al perrito callejero
A través de la cuenta de X Dilo con perritos, se compartió este video que nos llenó de ternura al ver el cariño e integración que hay entre varios niños de primaria con un perrito callejero, que seguramente día tras día es un “amigo” que les saluda emocionado cuando terminan las clases. Juntos han desarrollado este espacio que inspirará a los lugareños y por supuesto, visitantes que vean las huellitas de colores.
Para la técnica conocida como dactilopintura se utilizan pinturas no tóxicas, pues son manejadas por niños, y en este caso, por el perrito que por un momento se convirtió en un artista plástico y dejó para la posteridad sus huellitas en la pared.
De acuerdo con la descripción que acompaña al video en X, cuando los niños terminaron de plasmar los dedos y palmas de sus manos en llamativos colores, llamaron al callejerito que ha estado con ellos todo el ciclo escolar, como un fiel guardián de la escuela.
Con este colorido mural de manitas y huellitas queda un bonito recuerdo de ese lomito que cada día cuida y acompaña a los estudiantes; quizá hasta compartiendo el lunch y siendo un honorable “mejor amigo”.
En la publicación se ve cómo cargan al lomito callejero y con pintura en color verde en su patita, lo ayudan para que pinte el muro de fondo blanco, junto a las manos de los niños que ahí quedaron dando vida a una pared.
Es una bonita historia que nos recuerda la importancia de los perritos callejeros, que pueden recibir nuestro cariño y ayuda, y a cambio dan tanto amor y agradecimiento que se vuelven parte de nuestros afectos, aunque no los tengamos en casa, pero sí en la escuela o sitios de trabajo.