De sitios icónicos como la Playa Negra, las cascadas de Seljalandsfoss, los impresionantes glaciares de Skógafoss, y, claro, la ciudad de Reikiavik, Islandia se recorre mejor en auto. Si bien sus paisajes –definidos, como si se tratara de un escenario de Game of Thrones, por el encuentro del fuego con el hielo– resultan ideales para emprender un road trip sujeto a la espontaneidad de los viajeros, hay lugares que sólo permiten el acceso con un guía certificado. Por eso, presentamos esta guía para organizar un recorrido de tres días por algunos de sus lugares más emblemáticos.
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Día 1: El curso del agua
Alberto, un carismático italiano que, desde hace algunos años, vive en Islandia y quien hoy será nuestro guía de Hidden Island, nos recoge temprano cerca del hotel para comenzar la aventura. Después de manejar 130 kilómetros llegamos a la primera parada: Seljalandsfoss, las cascadas más famosas del país que resultan memorables no sólo por sus 60 metros de altura, sino porque puedes admirarlas desde diferentes perspectivas, incluida una desde atrás, gracias a un camino entre rocas y cavernas. Más adelante, visitamos las cascadas de Skógafoss, que nacen de dos glaciares –Eyjafjallajokull y Myrdalsjokull–, y en donde, durante los días soleados, un arcoíris se dibuja ante la base.
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Al mediodía, hacemos una parada en Black Beach, un restaurante de platos locales, como pescados y ensaladas, y que se encuentra a sólo unos pasos de una de las postales más icónicas de Islandia: Reynisfjara, la Playa Negra, en donde además de la arena, llaman la atención las enormes columnas de basalto que sirven de escenario para nuestras fotos. Alberto nos explica que la playa está cubierta de ceniza volcánica negra y rocas oscuras, y que el oleaje puede ser peligroso. Aunque no es la única playa negra en el país, ha adquirido fama gracias a su aparición en Game of Thrones.
Dos horas y media más tarde, nos encontramos en Diamond Beach, que debe su nombre a los trozos de iceberg brillantes esparcidos por la costa que asemejan un campo de diamantes. 40 minutos después, nos detenemos en Fjaðrárgljúfur, un paisaje que combina cañones, ríos y montañas, que se creó por la escorrentía de un lago glacial que desgastó la piedra blanda y dejó atrás solo las rocas más resistentes.
Finalmente nos dirigimos a Lilja Guesthouse, un hotel en medio de la nada en donde Alberto nos dice que, con pocas nubes y algo de suerte, podremos presenciar auroras boreales: una de las principales razones para visitar Islandia en invierno.
Día 2: Coloso natural
Despertamos temprano para manejar 51 kilómetros a Jökulsárlón. Alberto nos explica que, año con año, la superficie de la impresionante laguna glaciar se ha reducido en consecuencia del cambio climático; no podemos dejar de sentir tristeza de que este lugar en donde desfilan inmensos bloques de hielo, y es casa de peces y focas, pueda desaparecer en unos años.
Es momento de enfilarnos hacia la última parada del día y, también, la más esperada: la caminata en uno de los glaciares situado dentro del Parque Nacional Vatnajökull, nombrado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y que cubre 13 por ciento de Islandia. Después de que Alberto nos proporciona el equipo necesario y nos da una capacitación, empezamos el hike hacia los inmensos bloques de hielo. Ya casi en la cima, tomamos decenas de fotografías, pero sabiendo que ninguna podrá hacerle justicia al paisaje y que esta experiencia se guarda más bien en la memoria.
Día 3: En la ciudad
Después de esa épica aventura por la naturaleza, el día comienza en Reikiavik. La capital islandesa es una ciudad que presume una oferta cultural interesante y en donde también puedes relajarte en alguna de las albercas públicas (claro, con agua caliente).
Si deseas explorar los museos, puedes conocer el National Museum of Iceland, que alberga unos dos mil objetos; The Settlement Exhibition, que abarca desde los fundamentos de la ciudad hasta el presente; o la Faloteca Nacional de Islandia, que como su nombre adelanta es único gracias a una colección de más de 200 ejemplares.
En temporada
Justamente las auroras boreales y el invierno van de la mano: horas más largas de oscuridad, acompañadas de buen clima, actividad solar y pocas nubes, pueden traducirse en espectaculares exhibiciones de luces con tonalidades fluorescentes que matizan el cielo.
Pasos de experto
Considera contratar un guía. Compañías como Hidden Iceland ofrecen tours privados o en grupo (de máximo 12 personas) que incluyen guía, transporte, hospedaje y todas las entradas, además de información invaluable sobre el país.
Refugio nórdico
Además de ofrecer hermosas panorámicas del puerto y las embarcaciones, The Reykjavik Edition cuenta con un rooftop que se ha vuelto hot spot en la ciudad. No olvides pasar por el restaurante: Tides, del primer chef de Islandia con una estrella Michelin: Gunnar Karl Gíslason.
Por Mariana Mijares