Santa Fe podría catalogarse como un museo en sí misma, no sólo por sus 250 galerías de arte, sus edificios históricos, su característica arquitectura de adobe que evolucionó de las primeras viviendas de los nativos americanos y de una cocina que es testigo del tiempo en que fue territorio mexicano.
Una de las ciudades más importantes de Nuevo México y la capital más antigua de Estados Unidos puede visitarse durante todo el año, no sólo por su aire limpio y cielo azul, sino porque resulta ideal para explorarse en un fin de semana, o durante el invierno extenderse como viaje de esquí gracias a su proximidad con Taos (a menos de dos horas).
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Día 1
Nuestro recorrido inicia caminando por el centro, que también puede conocerse en una visita en tranvía. Santa Fe es realmente un pueblo pequeño -poco más de 50 km y alrededor de 80 mil habitantes-, pero alberga alrededor de 400 restaurantes, más de 200 galerías y 19 museos. Decidimos empezar por algunos de los principales: el Museo de Arte de Nuevo México, que reúne pinturas de artistas tradicionales y contemporáneos del sudoeste, y a unas cuadras, el Museo de Historia de Nuevo México, uno de mis favoritos, pues muestra la historia de la tierra y las experiencias de su gente en un entorno multimedia.
El Palacio de los Gobernadores, parte de ese complejo, es el edificio público más antiguo del país en uso continuo y también vale la pena conocerlo.
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Para comer, optamos por Cafe Pasqual's, pequeño restaurante justo en el centro que ofrece un brunch fresco y orgánico que incluye opciones como sopa del día (en verano tienen gazpacho de sandía), ensalada con mango o naranja rosada, tamales, enchiladas o un pay de queso de cabra y harina de maíz que puede llevar ricota, piñón con vinagreta de limón o verduras de campo. Si hay tiempo, hay que visitar arriba la galería, pues es otro de los distintivos de Santa Fe: la posibilidad de encontrar arte en cada esquina.
Después de esta parada nos dirigimos a uno de los lugares más emblemáticos no sólo de la ciudad, sino de Nuevo México: el Museo Georgia O'Keeffe, quizá la artista femenina más famosa del país y de las más importantes del siglo XX.
Este sitio (que requiere reservación previa) está dedicado a la vida y arte de quien se dedicó a crear imágenes que expresaban "el tamaño y la maravilla del mundo en el que vivo", como lo apuntó ella. Su historia se cuenta a través de nueve galerías conectadas, trazando un viaje por el proceso creativo de O'Keeffe mediante una selección de pinturas, dibujos, pasteles y acuarelas. A lo largo del año se puede ver una selección cambiante.
Las imágenes de O'Keeffe, cuyas flores se reconocen casi al instante en cualquier recinto artístico, suelen recrear abstracciones, representaciones de flores, hojas, rocas, conchas, huesos y otras representaciones de las formas y colores únicos de Nuevo México. Al terminar, y para honrar las raíces mexicanas de Santa Fe, acudimos a cenar a Zacatlán, del chef mexicano Eduardo Rodríguez y cuya cocina incorpora influencias del sudoeste y mexicanas. Aquí nos deleitan con ceviche, flor de calabaza rellena de mascarpone y de fuertes: cochinita pibil, costillas de ternera estofadas. De postre, flan de elote.
Día 2
La mañana inicia temprano en los Jardines Botánicos de Santa Fe, en verdad la flora habla mucho de un lugar y este sitio no es la excepción, gracias a amplios jardines de orquídeas y tres hectáreas de ejemplares del desierto alto. En ciertas fechas, se presenta aquí Shakespeare in the Garden (como en el icónico Central Park de Nueva York). A partir del 28 de julio, con funciones de miércoles a domingo hasta el 14 de agosto, se presentará The Comedy of Errors.
Como alternativa, o visita adicional, vale la pena el Rancho de las Golondrinas, un museo realmente vivo, pues reúne edificaciones y animales reales en un entorno campirano que brindan una experiencia auténtica de la historia, patrimonio y cultura del Nuevo México de los siglos XVIII y XIX. Vale la pena tomar en cuenta sus festivales y eventos de fin de semana.
Después de un picnic al aire libre, por la tarde nos dirigimos a otro de los grandes orgullos de Nuevo México: Meow Wolf, compañía que empezó en 2008 como un colectivo de artistas de Santa Fe, y que fue evolucionando hasta tener museos de arte inmersivo en Santa Fe (House of Eternal Return), Denver (Convergence Station), Las Vegas (Omega Mart), y próximamente en Dallas y Houston.
Al igual que las otras sedes que he podido visitar, la "Casa del Eterno Retorno" resulta una experiencia alucinante que incluye más de 70 salas de arte inmersivo, espacios que te van llevando por una aventura macrocósmica en la que sientes que estás visitando otro planeta.
Dado que Santa Fe es también conocido como un santuario para el cuerpo, mente y espíritu, decidimos explorar esta faceta en el Spa Ojo Santa Fe, votado por Travel + Leisure como uno de los mejores del mundo y que incorpora técnicas y remedios naturales usados a través de los años por sus propiedades terapéuticas. Tanto aquí como en otros spas de la ciudad se pueden elegir masajes y tratamientos de desintoxicación para dejar el estrés atrás.
Para cerrar con broche de oro esta visita, cenamos en Sazón, del chef mexicano Fernando Olea que ofrece platillos reinterpretados de la cocina mexicana con ingredientes locales; como la Sopa de amor (creación del chef) y uno de mis favoritos: Cholula, una versión de los chiles en nogada en forma de torre que lleva la tradicional salsa cremosa de nueces y reducción balsámica de jalapeño. Realmente nos sentimos como en casa.
Tanto en los restaurantes como en el resto de los atractivos hemos podido conocer no sólo un poco de la historia y arte de Santa Fe, sino comprobar esa calidez que la ha catalogado como "una de las ciudades más amigables de Estados Unidos".
O'Keeffe en Nuevo México
El Museo abrió al público en 1997, 11 años después de la muerte de O'Keeffe. Además de este espacio, el Museo mantiene las dos casas y estudios de la artista.
Aproximadamente a una hora al norte de Santa Fe, la casa y el estudio donde vivió O'Keeffe pueden visitarse haciendo una cita previa.
¿Dónde quedarte?
Recomendamos El Dorado Hotel & Spa, uno de los hoteles más céntricos, a sólo cuadras del Museo O'Keeffe y de las principales atracciones de la Plaza Principal.
Eventos a agendar
Los fines de semana de junio a octubre visita la Outdoor Fine Art Show, en la que se instalan tiendas frente al Museo de Arte de Nuevo México.