LAGUNA DE TAMIAHUA

Laguna de Tamiahua, la leyenda de la niña que se convirtió en sirena en estas aguas

Conoce la leyenda de la niña sirena al visitar la Laguna de Tamiahua, un destino inolvidable que puedes recorrer con tu pareja o familia para adentrarte en los lugares más espectaculares de México

Laguna de Tamiahua.Esta es la leyenda de la niña sirenaCréditos: gob.mx
Escrito en DESTINOS el

Ya estamos cerca de las vacaciones de verano y en este país contamos con la opción de disfrutar varios destinos sorprendentes durante esos días de descanso, donde podemos relajarnos y pasarla muy bien, además de adentrarnos a conocer un poco más sobre las costumbres y tradiciones que resguardan los pobladores de los sitios que visitamos, en las que se incluyen muchas historias o leyendas fantásticas, las cuales, dotan de vida a las comunidades y los sitios turísticos más destacados de los puntos a los que vamos en cada una de nuestras rutas por este hermoso país. 

Si buscas adentrarte en lugares paradisiacos espectaculares, el estado de Veracruz es una entidad muy cercana a la CDMX, co varias opciones para todos los gustos, pues encuentras desde bellas playas, zonas arqueológicas, Pueblos Mágicos y cuerpos de aguas espectaculares que deleitaran a cualquier tipo de visitante, como es el caso de Laguna de Tamiahua, un lugar que esconde una mágica leyenda sobre una niña que se convirtió en sirena y que vive en estas aguas, una increíble historia dentro de este destino tan espectacular al cual puedes viajar en tus días libres. 

¿Cuál es la leyenda de la Laguna de Tamiahua?

Entre Tampache y la hacienda San Sebastián, en el municipio de Tamiahua, del estado de Veracruz, había un pequeño pueblo llamado Rancho Nuevo y entre los pobladores de esta localidad vivía Damasia González, que tenía una pequeña hija hermosa, de piel morena, ojos color de aceituna y una larga cabellera de color azabache, que fue nombrada Irene. El esposo de Damasia se llamaba Abundio Saavedra, quien falleció dejándolas solas, motivo por el cual decidieron dedicar su vida entera al servicio de la iglesia. 

Conoce la leyenda de la Laguna de Tamiahua y visita este bello lugar/Foto: tamiahuaveracruz

Durante sus servicios, Damasia y su niña viajaban a varias comunidades como Tampache, Álamo Tempache, Alcalá, Hormiguro, Tancochin, Cuesillos y a Tiera Blanca, entre varios otros lugares, con la finalidad de acudir a todas las fiestas patronales que había y venerar a todos los santos que podían en cada una de ellas. La vida de ambas transcurría en calma y era un gusto para las dos servir de esta forma a sus creencias, puesto que disfrutaban mucho cada una de estas fiestas y lo que implica trabajar para la iglesia con tanta fe y entrega, una actividad que las llenaba por completo. 

En un Jueves Santo, Damasia le pidió como favor a su hija Irene, que fuera a buscar un poco de leña para encender el fuego de su casa y la pequeña que era muy obediente se fue hacia Paso de Piedras a cumplir su mandado y recolectar los trozos de madera que estaban en el camino. Al regresar a su casa, la pequeña Irene se sentía sucia y quiso asearse, pero su mamá le advirtió que durante los días santos no estaba permitido bañarse, pero la niña le dijo a su madre: “Que me perdone Dios, pero yo aunque sea me voy a lavar la cara”. Así que Irene tomó un huacal, dos hojas de jabón y se fue al pozo a lavar su cara. 

A pocos minutos de que Irene se fuera a lavar el rostro, se escucharon unos gritos desesperados pidiendo ayuda, pues el agua del pozo se elevó y aquella niña empezó a transformarse en otro ser, con boca alargada, ojos enormes, una piel y cabello color rojo; sus piernas se transformaron en una cola de pez, además de que le brotaron escamas. El muro de agua que surgió del pozo cayó sobre de este ser y arrastró a la que alguna vez fue Irene, hasta la laguna. Varios lugareños se dieron a la tarea de buscar a la pequeña entre aquel cuerpo de agua, en el que vieron flotando una balsa desgastada de madera. 

Aquel ser horrible, que alguna vez fue una bella niña, estaba en el filo de la balsa con forma fantasmagórica y a lo lejos se escuchaba su voz, acompañada de un eco desgarrador y doloroso que repetía estas palabras: ¡Peten ak, Peten ak!, que en huasteco significa “giren”. En ese momento los lancheros de la comunidad comprendieron que se trataba de una fuerza desconocida y decidieron alejarse rápidamente del lugar. Desde ese entonces, cada Jueves Santo, la madre de Irene regresa a la laguna y camina hasta la playa de Tamiahua en espera de encontrar a su querida hija, pero los pescadores afirman que ya sólo se podrá encontrar a Irene, en alguno de sus recuerdos.