De acuerdo con el Sistema de Información Cultural (SIC México), en todo el territorio nacional existen cerca de 194 zonas arqueológicas que se encuentran distribuidas en las diferentes entidades federativas que conforman la República Mexicana. Cada uno de estos sitios destacan por sus maravillosas templos y ciudades que fueron edificadas por las culturas antiguas que habitaron hace miles años; convirtiéndose en lugares de estudio, así como excelentes atractivos turísticos que valen la pena visitar alguna vez en nuestras vidas.
Uno de estos lugares a los que nos referimos se encuentra en Chiapas, un estado mexicano que sobresale por su riqueza cultural, así como por su zona arqueológica que es conocida como el Templo de las Inscripciones, la pirámide de Palenque que esconde grandes secretos y que fue construida por la cultura maya, la cual se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes de esta región. Así que si quieres conocer más sobre el pasado prehispánico que existió en México, aquí te contamos más sobre este destino.
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Así es el Templo de las Inscripciones en Palenque
La zona arqueológica de Palenque está conformada por más de 200 edificaciones, que destacan por sus peculiares características arquitectónicas y se ubican en una superficie de 2.5 kilómetros en la que sobresale un paisaje selvático y un gran cuerpo de agua. Según SIC México, los templos que se encuentran en esta zona datan del Clásico: 400 a 900 d. C. y fueron construidos por una aldea no muy grande que se dedicaba a la agricultura.
El Templo de las Inscripciones, la pirámide de Palenque que esconde grandes secretos, es una de las edificaciones más altas y con mayor importancia que se construyeron durante el reinado del gobernante K'inich Janaab Pakal, señorío maya de B'aakal, cuyo origen era la ciudad de Lakam Ha'. Por lo que se encuentra ubicado en medio de la selva, sin embargo, logra percibirse porque cuenta con 20 metros de altitud.
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En lo que respecta a su construcción, se sabe que el Templo de las Inscripciones se edificó como un recinto funerario para salvaguardar los restos de este gobernante maya, quien vivió en esta zona de Chiapas del 603 d. C. al 683 d. C. Lamentablemente este emperador no cumplió su sueño de ver terminado este recinto, ya que su primogénito, K’inich Kan B’alam II, fue quien se encargó de terminar esta edificación. Según diversos relatos, se dice que el Rey K’inich Janaab’ Pakal solamnete tuvo un hijo con el propósito de continuar con su reinado, así como tener a alguien que cuidara de su cuerpo cuando él falleciera.
Y durante muchos años se pensó que la tumba de este gobernante en Chiapas, se encontraba en la cima de este templo, sin embargo, fue hasta 1949 que un arqueólogo encontró un otro acceso que conducía a una escalera que estaba oculta, la cual se encntraba a un metro y medio debajo del suelo. Una vez que entró este explorador se encontró con diversas joyas y una máscara que fue elaborada con mosaicos de jade.
También se pudieron apreciar algunos muros con jeroglíficos que narran la muerte de este gobernante, así como su llegada al inframundo, tal y como se plasma en el libro sagrado de los mayas: el Popol Vuh. Además, existe una representación de los nueve Señores de la Noche que forman parte de las creencias y mitología de esta cultura ancestral mexicana.