La isla de Puerto Rico –un territorio no incorporado de los Estados Unidos–, famosa por sus luminosas playas caribeñas y el aroma del ron que las envuelve; una rica historia multicultural que sobrevive en la arquitectura de ciudades como San Juan, y en las expresiones culturales que se nutren en sus restaurantes, bares y galerías; los tesoros naturales como Bosque Nacional El Yunque, que invita a practicar senderismo en un bosque de lluvia envuelto de paisajes caribeños, y una dinámica vida social en donde la música, las tradiciones y el espíritu hospitalario de un destino acostumbrado a fascinar a visitantes de todo el mundo son un reflejo del escenario, se está convirtiendo, también, en uno de los destinos emergentes más atractivos para pasar las fiestas decembrinas.
Exactamente el día posterior al Día de Acción de Gracias, antes de que el ánimo festivo ceda la mínima oportunidad a la cotidianidad, los adornos de una celebración se cambian por los de la siguiente, cuando los boricuas levantan los árboles de Navidad y comienzan a decorarlos, conscientes de que permanecerán ahí durante casi dos meses, hasta mediados de enero, cuando las Fiestas de la Calle San Sebastián marquen el final de una temporada de encuentros y verbenas lista para desafiar incluso al indulgente Guadalupe-Reyes mexicano.
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A lo largo de cerca de 45 días, las comunidades de la isla se iluminan con fiestas en las plazas públicas, los recitales de villancicos, los mercados de comida típica y la presencia de miles de viajeros que cada vez llegan en mayores números atraídos por la promesa de una celebración que tiene poco interés en los calendarios más comunes.
Sol de invierno
Una de las tradiciones navideñas más representativas de la isla son las “parrandas” como se llaman las fiestas que, una vez entrada la noche, sorprenden a los vecinos con una erupción repentina de música tradicional para cantar “aguinaldos” –canciones tradicionales que pueden incorporar temas religiosos– y villancicos. Además, en Navidad, la famosa identidad musical de Puerto Rico también se expresa en trovas y jíbaros tradicionales.