Si te apasionan los viajes en el tiempo y tu próximo destino es Alemania, no te pierdas la oportunidad de visitar la Ópera del Margrave de Bayreuth. Este tesoro arquitectónico del siglo XVIII te transportará directamente al barroco, una época caracterizada por su exuberante ornamentación y su grandiosa arquitectura.
Imagina: el año es 1750. La ópera, aún incipiente, era un arte reservado a la élite, a las cortes reales y a los privilegiados. En este contexto, la construcción de la Ópera del Margrave representó un hito: un teatro de ópera independiente de un palacio real, un prototipo de los que surgirían en el siglo XIX para abrir sus puertas al público.
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Un teatro de ópera del siglo XVIII que aún se puede visitar
Si bien el Teatro San Cassiano, inaugurado en 1637, ostentó el título del primer teatro de ópera público del mundo, su historia se vio truncada en 1812 con su demolición. Lamentablemente, este destino ha sido compartido por numerosos teatros barrocos alrededor del mundo. Es por ello que la Ópera del Margrave adquiere un valor histórico incalculable, siendo reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde el año 2012.
A diferencia de sus contemporáneos, la ópera en Bayreuth ha desafiado el paso del tiempo, conservando en gran medida sus materiales originales: el exterior, mayormente hecho de piedra arenisca, y el interior de madera, así como los frescos, que además de embellecer el sitio, forman parte de la acústica. Tras una meticulosa restauración entre 2012 y 2018, este teatro de ópera barroco, capaz de albergar 500 espectadores, reabrió sus puertas al público.
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El origen de la Ópera del Margrave
Comencemos con la pregunta obvia: ¿Qué significa "Margrave"? Según la definición de la Real Academia Española (RAE): "Antiguamente, príncipe soberano de algunos estados de Alemania". Esto implica que estamos haciendo referencia a un título nobiliario para un gobernante en la Alemania de esa época, o más específicamente, en alguno de los reinos que posteriormente se unificarían, ya que no podemos hablar de una Alemania unificada hasta 1871.
En este contexto histórico, surge la figura de Federico Alejandro, margrave de Brandeburgo-Bayreuth, y su esposa Guillermina de Prusia. Una pareja que, en el siglo XVIII, emprendió ambiciosos proyectos arquitectónicos en Bayreuth, como la construcción de una universidad y una academia de artes. Entre estas obras, posiblemente la más importante fue la Ópera del Margrave, inaugurada para coincidir con el matrimonio de la hija de Federico y Guillermina.
Guillermina, una apasionada de la ópera, fue el alma de este recinto. Componía, tocaba el laúd, actuaba, cantaba, y en este escenario, presentaba sus propias obras. Tras su fallecimiento en 1758, la ópera comenzó a marchitarse. Las funciones se espaciaron y, finalmente, cesaron por completo. El edificio, sin embargo, permaneció en pie, como un vestigio de una época dorada; y se cree que fue su tiempo en desuso la razón por la que, después de tantos siglos, sigue en buen estado.