Los museos mexicanos son motivo de gran orgullo, y con razón. Desde museos sumergidos en el agua hasta museos que exploran culturas antiguas y exhiben obras de artistas reconocidos a nivel mundial. ¿Qué tal museos dedicados a la muerte, o intrigantes colecciones de momias, muñecas y hasta recreaciones de dinosaurios? Todo lo que puedas pensar, seguramente en México hay un museo sobre eso.
En Jalisco, estado reconocido por la charrería, el mariachi, el tequila, la belleza natural, su impresionante arquitectura y arraigadas tradiciones, se encuentra el Pueblo Mágico de Mascota. Este pueblo, de origen minero y ubicado entre la imponente Sierra Madre Occidental, es el destino perfecto para una ESCAPADA de fin de semana. Aquí puedes disfrutar de deliciosos platillos, explorar lugares mágicos y redescubrir el encanto de México. En Mascota, te espera un museo que no tiene igual en todo el país.
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¿Qué se puede hacer en Mascota, Jalisco?
En el Pueblo Mágico de Mascota, tienes la oportunidad de explorar lugares como la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, el Palacio Municipal, la Plaza Principal y la Zona Arqueológica de "El Pantano". Además, no te pierdas la oportunidad de visitar museos singulares como el Museo Arqueológico de Mascota o el Museo El Molino. Sin embargo, uno de los rincones más fascinantes es el Museo "El Pedregal".
El Museo "El Pedregal" alberga una colección única de objetos cotidianos, desde mesas y sillas hasta guitarras, juegos de mesa y sombreros. Lo extraordinario de este museo radica en que cada uno de estos objetos está meticulosamente decorado con piedritas, transformando lo común en algo verdaderamente excepcional. Todo ello se exhibe en una casona que resalta la singularidad de estos elementos.
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Este museo, verdaderamente único, es el resultado del trabajo de un hombre llamado Francisco "Pancho" Rodríguez Peña, a quien es posible que tengas la fortuna de conocer durante tu visita. Él ha sido el artífice de la decoración con piedras de los objetos de este museo, un proyecto que comenzó de manera personal pero que atrajo tanto interés que se convirtió en un museo. Don Francisco fue albañil en su juventud, y fue entonces cuando aprendió y perfeccionó este arte.
Según las propias palabras de Don Francisco, el origen del museo se remonta a su ferviente deseo de crear algo verdaderamente único, algo que nunca antes se hubiera visto. Fue gracias a su hija, quien le sugirió decorar el asador de carne con piedra volcánica, que comenzó este fascinante proyecto que lo llevó a cumplir su meta. Poco a poco, su casa se fue llenando con decoraciones basadas en el tapizado con piedras, convirtiéndose ahora en un destacado atractivo turístico de Mascota.