México no sería México sin sus leyendas. Estas historias, que mezclan realidad e imaginación, ofrecen una manera fascinante de conocer los lugares que visitamos, permitiendo a cada quien decidir si creer o no. En la Ciudad de México, existe una leyenda sobre un demonio que acechaba la ciudad desde hace muchos años.
Todo comenzó en 1629 con un hecho histórico: la gran inundación de la Ciudad de México. El 21 de septiembre, llovió durante casi 40 horas, y según registros históricos, el nivel del agua subió más de dos metros. La ciudad tardó cinco años en recuperarse de esta devastadora inundación, que causó alrededor de 30,000 muertes, principalmente por la falta de salubridad. En ese contexto, surgió la creencia de que se trataba de un castigo divino o de la obra de un demonio que se había apoderado de la ciudad.
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El demonio encerrado en la Catedral del Zócalo de la CDMX
La leyenda, aunque algo confusa, es sin duda fascinante. Se dice que un grupo de sacerdotes mexicas invocaron a Tláloc, el dios de la lluvia, al ver que Hernán Cortés y sus hombres estaban construyendo una iglesia en el lugar donde se encontraba el Templo Mayor. Esta iglesia es la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, cuya primera piedra se colocó en 1571.
Según la leyenda, los sacerdotes mexicas dejaron un sarcófago sin nombre en la catedral, conteniendo un demonio que, se dice, destruiría la ciudad una vez que estuviera completamente dominada por los españoles, permitiendo así el renacimiento de la Gran Tenochtitlan.
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En 1634, cinco años después del inicio de la inundación, dos frailes encontraron el sarcófago flotando en el interior de la catedral. No pudieron identificarlo y llamaron al Padre Superior. Mientras limpiaban el sarcófago, notaron que tenía una parte rota. Las versiones sobre este evento varían: algunos relatos mencionan que uno de los frailes sintió que le jalaron el hábito, otros dicen que intentaron introducir un papel enrollado y sintieron una fuerza que tiraba de él.
Todos coinciden en que percibieron una presencia malévola. Según diferentes versiones, un músico, el Padre Superior o los frailes vieron a través de la hendidura y observaron una criatura con una mirada de odio espantosa, que no era ni humana ni animal.
El exorcismo que salvó la CDMX de la inundación
Esto llevó a que se realizara un exorcismo a puertas cerradas en el interior de la catedral, y el demonio fue encerrado de nuevo en otra tumba. Según la leyenda, esta tumba aún se puede visitar en las criptas de los arzobispos en las catacumbas de la catedral.
Se cree que el demonio está guardado en la tumba del primer obispo de la diócesis de México, fray Juan de Zumárraga, conocido por recibir a la Virgen en el Tepeyac y por ser el primer inquisidor de la Nueva España. La leyenda sostiene que el demonio fue sellado en una parte de piedra de su sarcófago.
El origen de esta leyenda no está claro. Algunos creen que es real, mientras que otros sostienen que se creó en los años 20 para atraer atención sobre la catedral, o en los años 70 por los tours guiados de la ciudad. Sin embargo, se sabe que la inundación duró cinco años hasta que, en 1634, el arquitecto Andrés de San Miguel corrigió el desagüe de Huehuetoca, resolviendo el problema. La inundación no se acabó por el exorcismo, como sostiene la leyenda.