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La leyenda de la flor de cempasúchil que alumbra el camino de las almas en Día de Muertos

La historia de amor que dio origen a una de las flores más emblemáticas de México y por qué se considera la guía de las almas que regresan cada noviembre

Cempasúchil.La leyenda de la flor de cempasúchilCréditos: Pexels/ Foco Gasheta
Escrito en DESTINOS el

Ya llegó octubre y con él empieza a sentirse el ambiente del Día de Muertos, una de las celebraciones más queridas de México. Cada estado tiene sus propias formas de rendir homenaje, pero todos coincidimos en una cosa: convertir el recuerdo en fiesta. En lugar de ver la muerte como algo triste, los mexicanos la rodeamos de color, música y aromas que reaniman memorias. Entre todos esos elementos, hay uno que es especialmente luminoso: la flor de cempasúchil.

Esta flor, de tonos intensos y aroma inconfundible, aparece por miles justo a tiempo para iluminar altares, panteones y caminos. Pero más allá de su belleza, tiene una historia de amor y espiritualidad. La leyenda dice que hace mucho tiempo vivieron dos jóvenes que se amaban profundamente: Xóchitl y Huitzilin. Desde niños compartieron su vida, y cuando crecieron, su cariño se transformó en un amor tan grande que decidieron pedir la bendición de Tonatiuh, deidad relacionada con el Sol.

Ambos subieron hasta una colina para pedirle a Tonatiuh que los protegiera. El dios, al verlos tan unidos, aceptó su petición y los llenó de su luz. Pero el destino fue cruel: Huitzilin tuvo que ir a la guerra y nunca regresó. La noticia de su muerte rompió el corazón de Xóchitl, quien pidió a Tonatiuh que la dejara reunirse con él en el más allá. El dios escuchó su súplica y lanzó un rayo dorado que la transformó en una flor amarilla y radiante: el cempasúchil.

Dicen que un día un colibrí, atraído por su aroma, se posó sobre ella, y la flor se abrió por completo. Era Huitzilin, que había vuelto convertido en ave para reencontrarse con su amada. Desde entonces, cada que un colibrí se acerca a un cempasúchil, se dice que el amor de estos dos jóvenes revive. Por eso, en Día de Muertos, la flor simboliza el vínculo eterno entre los vivos y los que partieron.

¿Qué significa cempasúchil?

El nombre “cempasúchil” viene del náhuatl Cempohualxochitl, que significa “veinte flores”. Su origen es completamente mexicano y crece de forma silvestre en varios estados del país. Desde tiempos prehispánicos se asoció con el sol, por su color dorado, y se utilizaba en rituales dedicados a los muertos. Los mexicas creían que su brillo guardaba la calidez del día y que su olor guiaba a las almas por el camino de regreso.

Hoy en día, esa creencia sigue viva. Las familias mexicanas esparcen pétalos de cempasúchil desde la entrada de sus casas hasta el altar, para que las almas de sus seres queridos no se pierdan. En los altares también se colocan velas, copal, agua, sal, pan de muerto y fotos, pero el color anaranjado de la flor es lo que más resalta. Es como si cada pétalo fuera una pequeña luz que marca el sendero hacia el reencuentro.

Cempasuchil y la leyenda de su origen. Créditos: Pexels/ Ramon Hernandez

Además de su papel en las ofrendas, el cempasúchil ha sido valorado por sus propiedades medicinales. Desde hace siglos se usa para aliviar problemas digestivos, fiebre, tos e incluso para calmar los nervios. En algunos lugares, también se emplea como remedio para la piel y como pigmento natural. Lo sorprendente es que todo esto fue documentado desde el siglo XVI en códices como el Florentino y el Badiano, donde se registró el conocimiento ancestral de los pueblos nahuas.

México produce millones de flores cada año para esta temporada, especialmente en estados como Puebla, Hidalgo, Guanajuato y Michoacán. Los campos se tiñen de tonos dorados y naranjas que anuncian que la celebración está cerca. Cuando mires un altar lleno de estas flores de cempasúchil , piensa que no son solo decoración: son faros de luz para las almas que regresan a casa.