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Este país asiático celebra una tradición muy parecida al Día de Muertos de México

En un país asiático se celebra una tradición con rituales, comida y símbolos que recuerdan mucho a una de las fiestas más queridas de México

Día de Muertos.¿País con tradición parecida a Día de Muertos?Créditos: Unsplash/ Thomas Kinto
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Aunque están separados por miles de kilómetros, China y México comparten una tradición muy parecida: rendir homenaje a quienes ya partieron. En el país asiático, cada primavera se lleva a cabo el Festival Qingming, también conocido como Día de Barrido de Tumbas o Festival del Brillo Puro. Esta fecha, que se celebra entre el 3 y el 5 de abril, reúne a las familias para limpiar las tumbas de sus antepasados, llevarles comida, flores y pasar un día juntos recordando su historia.

El origen de este festival se remonta a más de dos mil años y está ligado a una historia de lealtad y sacrificio. Su historia comenzó con el antiguo Festival Hanshi, también llamado Festival de la Comida Fría, que rendía homenaje a Jie Zitui, un noble que prefirió morir antes que servir a un gobierno que consideraba corrupto. Con el tiempo, las costumbres del Hanshi se mezclaron con las del Qingming, dando lugar a la celebración actual.

Durante el Festival Qingming, las familias chinas acuden a los cementerios o a las tumbas que suelen estar en montes o colinas, siguiendo las reglas del Feng Shui. Limpian el área, retocan las inscripciones, colocan flores y dejan comida como arroz, carne o pollo. También queman incienso y papel moneda simbólico, conocido como “dinero del infierno”, para que los espíritus de sus familiares tengan abundancia en la otra vida.

En las zonas rurales, es común que las tumbas sean simples montículos de tierra, mientras que las familias con más recursos pueden tener estructuras de piedra o cemento. Pero sin importar la clase social, el objetivo es mantener viva la conexión con los ancestros. En las ciudades, donde ya no se permiten los petardos, las familias suelen llevar flores y encender incienso en un ambiente más tranquilo.

Paralelos entre China y México en la celebración del Día de Muertos

Una de las costumbres más curiosas es que durante el Qingming la gente evita usar fuego. Esta tradición proviene del antiguo Festival de la Comida Fría, cuando solo se podía consumir comida preparada con anticipación. En el sur de China se comen los qingtuán, unos dulces verdes hechos con arroz glutinoso y hierbas, rellenos de pasta de frijol rojo. En el norte, las familias prefieren los sanzi, unos lazos crujientes fritos que se dejan enfriar antes de comerlos.

El objetivo principal del Qingming es honrar a los muertos, pero también es una celebración de la vida. Muchas familias aprovechan para salir al campo, volar cometas y disfrutar del inicio de la primavera. El ambiente es alegre, repleto de colores y aromas, muy similar al que se vive en México durante el Día de Muertos.

En México, la conmemoración ocurre cada 1 y 2 de noviembre. Las familias preparan altares con fotos, flores de cempasúchil, pan de muerto, velas y los platillos favoritos de sus seres queridos. En muchas ciudades se realizan desfiles, concursos de catrinas y actividades escolares donde los niños se disfrazan de calaveras o pintan sus rostros. Al igual que en China, la comida y los símbolos tienen un papel único para mantener el lazo entre los vivos y los difuntos.

Tanto en el Día de Muertos como en el Festival Qingming, las familias visitan las tumbas de sus ancestros, las limpian, las decoran y comparten un momento juntos. Las flores, las velas y los alimentos tienen un profundo significado espiritual: son formas de guiar a los espíritus y demostrar cariño. Aunque las tradiciones se expresan de manera distinta, ambas culturas entienden la muerte no como un final, sino como un puente que une generaciones.

México y China tienen muchas diferencias, pero comparten una visión similar sobre la vida y la muerte. En ambas culturas, los muertos siguen siendo parte de la familia y se les celebra con respeto, música y comida. Estas fiestas son un recordatorio de que el amor trasciende el tiempo y que, sin importar el idioma o el continente, el deseo de mantener viva la memoria de quienes amamos es universal.