Las brujas suelen despertar, casi a partes iguales, miedo y curiosidad. A lo largo del tiempo, han inspirado libros, canciones, películas y leyendas que aún hoy siguen vivas. Desde las representaciones más oscuras hasta las más poderosas y sabias, estos seres misteriosos siguen presentes en la cultura popular. En Toluca, el mito de las brujas no solo se cuenta para asustar, sino también como parte de la historia local que muchos aseguran haber vivido.
En cada cultura, las brujas tienen un rostro distinto. En algunos lugares son sabias conocedoras de hierbas y pócimas, mientras que en otros son figuras temidas por su relación con la oscuridad. En México, su figura forma parte de la tradición oral y del imaginario colectivo, especialmente en el Estado de México, donde aún se habla de luces que surcan el cielo, ritos nocturnos y casas embrujadas.
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En Toluca, la historia más famosa es la de las brujas del Cerro de La Teresona, un sitio rodeado de misterio. Se dice que por el Paseo Matlazincas, donde el camino conduce a Santiago Tlaxomulco, existía una vieja casa que los vecinos aseguraban estaba embrujada. En las noches sin luna, algunos afirmaban ver bolas de fuego flotando sobre los techos, moviéndose con dirección al cerro. Para muchos, esas luces eran las temidas “brujas de fuego”.
Las familias de Toluca tenían sus propios métodos para proteger a sus bebés. Se decía que había que colocar unas tijeras abiertas en cruz debajo de la almohada del niño y un espejo junto a la cuna. Si una bruja intentaba acercarse, al verse reflejada huía espantada por su propia imagen. También se contaba que las brujas se transformaban en guajolotes o criaturas aladas para llegar a las casas donde dormían los recién nacidos.
La verdad detrás de las brujas del Cerro de La Teresona
Entre los relatos más antiguos, circula el testimonio de un hombre que juraba haberlas visto. Aseguraba que una noche, mientras su sobrino lloraba sin parar, miró por la ventana y vio tres bolas de fuego danzando sobre los techos. Recordó entonces un consejo de su abuelo: que para espantarlas debía voltear los calzones al revés y golpear la cama con ellos. Al hacerlo, las luces comenzaron a alejarse hasta desaparecer, y el bebé dejó de llorar. Desde entonces, en muchas familias se repite la historia entre risas y escalofríos.
Las apariciones de luces extrañas en el cielo de Toluca han dado pie a todo tipo de teorías. Algunos investigadores dicen que podrían ser fenómenos naturales, como aire ionizado durante tormentas eléctricas, pero para los habitantes locales no hay duda: esas luces son las brujas que se reúnen en La Teresona para sus rituales. Su brillo anaranjado y su desaparición repentina alimentan la creencia de que algo más habita en ese cerro.
La leyenda también cuenta que La Teresona lleva su nombre por una mujer llamada Teresa. Se dice que, desesperada por no poder tener hijos, hizo un pacto con un ser del cerro que le prometió una hija a cambio de entregarla al cumplir 15 años. Cuando llegó el día, Teresa subió con la joven hasta la cima, donde una bruja las esperaba. La hija entró a una cueva y jamás regresó. Desde entonces, se cree que su alma se quedó atrapada entre las sombras del cerro.
Otros aseguran que la muchacha se convirtió en una bruja más, destinada a proteger los tesoros ocultos bajo la montaña. Hay quienes hablan de una ciudad encantada dentro del cerro, donde criaturas mágicas y demonios custodian cofres de oro y joyas. Pero nadie ha regresado con pruebas. Los que intentaron explorar las cuevas dicen que fueron recibidos por seres que les imponían desafíos imposibles.
El Cerro de La Teresona sigue siendo un lugar que despierta curiosidad. Muchos visitantes suben buscando una buena vista de la ciudad, pero hay quienes lo hacen con otro propósito: intentar captar alguna de esas luces misteriosas que, según las historias, siguen apareciendo en las noches más oscuras.