Teotihuacán es una de las zonas arqueológicas más importantes del Estado de México, la cual es compartida por los dos Pueblos Mágicos de la zona: San Juan Teotihuacán y San Martín de las Pirámides. Ubicada a unos 60 kilómetros de la CDMX, se trata de una de las ciudades prehispánicas de Mesoamérica de mayor importancia en el centro del país, la cual atrae cientos de personalidades cada año para recibir la primavera e incluso alberga una de las Grutas cuya belleza ha logrado cautivar a más de uno.
'Lugar donde están los dioses', 'lugar que tiene a nuestros dioses' o 'el lugar donde los hombres se convierten en dioses', son algunos de los significados más acercados a la palabra Teotihuacán, donde Teolt significa 'dios'; hua, es 'posesivo' y can, hace referencia a 'lugar'. De acuerdo a la mitología náhuatl, este lugar es en donde fueron creados el sol y la luna, por lo que desde 1987 la UNESCO declaró a la zona arqueológica como Patrimonio de la Humanidad.
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Las pirámides de El Sol y La Luna, son los principales atractivos de la zona, mismas que año con año logran acaparar la atención de turistas nacionales y extranjeros que llegan a cargarse de energía para darle la bienvenida a la primavera. Su importancia es tal, que incluso personalidades del medio artístico han llegado a México a visitar la zona; Chadwick Boseman, David Bowie, Jorge Luis Borges y Jim Morrison, son solo algunas de las leyendas que han llegado hasta Teotihuacán a disfrutar de este atractivo cultural.
A principios del siglo XX, el descubrimiento de todo el complejo arqueológico fue de tanta importancia que el entonces presidente, Porfirio Díaz, pidió al arqueólogo Leopoldo Batres la tarea del rescate de la zona. Incluso se dice que tras el descubrimiento de La Gruta, ésta fue nombrada como La Gruta de Porfirio Díaz, ya que aquí se llevaron a cabo grandes banquetes con invitados especiales a quienes se les presumía los grandes descubrimientos y hallazgos del lugar.
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La Gruta, la cueva escondida en Teotihuacán
Aunque las pirámides de Teotihuacán son el atractivo principal de esta zona arqueológica, entre sus rincones se encuentra un paraje que logra cautivar a quienes lo visitan, ya que se trata de una de las Grutas que te transportará a un mundo sobrenatural al descender hasta su corazón. Este lugar se ubica justo a espaldas de la majestuosa Pirámide del Sol, y según la leyenda que recorre sus rincones, quien la visita este lugar vuelve a nacer al dejarlo atrás.
Después de su descubrimiento, se determinó que este lugar era una "cueva sagrada" usada para realizar diversos rituales e incluso era utilizada como almacén para resguardar maíz, ya que para los teotihuacanos se trataba de una de los productos más valiosos provenientes del 'vientre de la tierra'. En la actualidad, este sitio funciona como un restaurante, al que se tiene que acceder al bajar por una larga escalinata natural que poco a poco va atenuando la luz del sitio para hacer de este viaje una experiencia inolvidable.
Es tanta su belleza y atractivo natural de este sitio que grandes personalidades del mundo no han podido resistirse a visitarlo, por lo que destacan nombres como los de Charles de Gaulle, John F. Kennedy, Emperador Akihito, Diego Rivera y Frida Kahlo, María Félix e incluso la reina de Inglaterra, Isabel II no pudo evitar visitarlo durante su visita a México.
Leyenda de La Gruta
De acuerdo al sitio oficial de La Gruta de Teotihuacán, hay una leyenda que se cuenta a todas aquellas personas que llegan al lugar a revivir los momentos clave de la historia mexicana, y la cual señala lo siguiente:
"Desde el año 100 A.C. nuestros ancestros y sus leyendas nos cuentan que La Gruta fue el origen de la vida; el útero donde nacieron los hombres.
El Oztotl o La Gruta, alberga en sus entrañas el antiguo ritual de la vida nueva, el lugar donde los "tlatoanis" descendían por la escalinata de serpiente para hablar con Xólotl, dios del fuego, quien tenía el poder de vivir en dos mundos. Él, el responsable de ayudar a los muertos en su viaje al Mictlán era también el iniciador en el ritual de la nueva vida.
En el Oztotl o La Gruta se veía nacer el fuego que simbolizaba el cambio de vida, el renacer de un hombre nuevo. Al salir de La Gruta el "tlatoani" volvía a nacer de las entrañas de la tierra, rogando por que Ehécatl, dios del aire, soplara para encender y avivar su fuego, su vida nueva.
En La Gruta el visitante desciende de nuevo a las entrañas de la tierra, llenándose de energía para sentir la vida fluir de nuevo. Al encender un fuego como símbolo de renovación.
Así, cada uno nace de nuevo: un nuevo hombre, una nueva mujer."