Las mariposas monarca llegan a México después de un recorrido larguísimo desde Canadá y Estados Unidos, y Valle de Bravo es uno de los mejores puntos para verlas sin hacer un viaje eterno. Entre noviembre y marzo, los bosques cercanos al Pueblo Mágico se llenan de estas viajeras naranjas que descansan entre los oyameles. Verlas es sorprendente: los árboles parecen moverse y, si te quedas quieto unos segundos, sientes cómo el bosque cobra vida.
El santuario más popular en la zona es Piedra Herrada, en Temascaltepec, a unos minutos de Valle de Bravo. Ahí te reciben guías locales que te acompañan por los senderos hasta las zonas donde las mariposas descansan. El camino tiene subidas, pero se disfruta porque vas rodeado de pinos altísimos y un ambiente fresco. La entrada ronda los 100 pesos para adultos y lo recaudado ayuda a las comunidades que cuidan la zona.
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Otro lugar muy visitado es el Santuario El Capulín, en Donato Guerra. Para llegar necesitas seguir la ruta hacia el Cerro Pelón, donde las monarcas hibernan en grandes grupos entre los pinos. Puedes caminar o subir a caballo, y los guías explican cómo se comportan las mariposas durante su estancia. La entrada cuesta alrededor de 80 pesos, así que es un plan accesible para una escapada rápida desde Valle.
Si buscas un punto menos concurrido, La Mesa, en el ejido Sierra Campanario, también está muy cerca. Allí puedes pasar el día o quedarte en cabañas y zonas para acampar. Los senderos llevan directo a las áreas donde las mariposas se agrupan para pasar el invierno.
Guía rápida: horarios y reglas para ver a la mariposa monarca
La mejor hora para ver a las monarcas activas es en las horas alrededor del mediodía, cuando el sol calienta el bosque y ellas comienzan a volar. En las mañanas suelen quedarse muy quietas, así que no te sorprendas si al inicio no se mueven. Enero y febrero suelen ser los meses favoritos porque las colonias son más grandes.
Los santuarios tienen reglas sencillas pero importantes: nada de tocar mariposas, gritar, usar drones o encender el flash. Tampoco se permite llevar comida, bebidas alcohólicas ni mascotas. Esto ayuda a proteger a esta especie considerada “En Peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Además, los guardabosques pueden limitar tu tiempo en la zona de observación para no alterar a los insectos. Por lo general se limita a 18 minutos.
Si prefieres no lidiar con rutas o estacionamientos, en Valle de Bravo hay agencias que organizan excursiones con transporte, guía y acceso a los santuarios. Algunas incluyen paradas para comer o visitar miradores. Es una alternativa cómoda si viajas en grupo y quieres evitar manejar en las curvas de montaña.
Ver a las monarcas en libertad es algo casi hipnótico. Cuando miles de ellas baten las alas al mismo tiempo, el sonido se parece a una llovizna suave. Hay momentos en los que incluso puedes quedarte quieto y sentir cómo vuelan alrededor sin molestarse por tu presencia.
De CDMX a Valle de Bravo para visitar los santuarios de la monarca
Si te animas a ir, Valle de Bravo funciona muy bien como punto base antes o después de visitar los santuarios. El trayecto desde la CDMX toma unas 2 horas y 20 minutos, con cinco casetas que suman alrededor de $579, así que te conviene llevar efectivo. Considera también unos $560 en gasolina para el viaje redondo, aunque puede variar según tu coche.
Una vez ahí, tienes un centro lleno de comida rica, actividades como kayak o senderismo y muchas opciones para dormir, desde cabañas hasta alojamientos más sofisticados. Ya estando en Valle, llegar a Piedra Herrada o El Capulín es rápido, así que solo queda elegir la fecha, llevar ropa cómoda y dejar que las mariposas se encarguen del resto.