Si todavía no decides dónde vivir tu próxima aventura en el mar, Baja California Sur tiene propuestas muy atractivas. Hoy toca hablar de uno de sus Pueblos Mágicos y de la isla que forma parte del recorrido. Santa Rosalía aparece como una sorpresa singular: mar turquesa y arena oscura. No pasa mucho tiempo para que logres apreciar en el pueblo la influencia francesa que queda repartida entre sus construcciones, una herencia inesperada que convive con la vida diaria.
Lo primero que llama la atención es cómo la arquitectura metálica convive con la vegetación y con la calma del Mar de Cortés. Las fachadas de madera, los edificios históricos y los detalles te hacen pensar en un destino distinto al típico paisaje playero. ¿Lo logras visualizar?
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Muy cerca comienza el territorio de Mulegé, un municipio amplio donde cada tramo tiene algo particular. Santa Rosalía funciona como un punto perfecto para explorar todo lo que hay alrededor, desde zonas mineras históricas hasta paisajes que parecen infinitos. Ahí conviven costumbres añejas, historias de franceses y huellas jesuitas con la vida cotidiana del noroeste mexicano.
La imperdible Isla San Marcos
Después de conocer el pueblo, toca el turno de su tesoro más espectacular: la Isla San Marcos. Para llegar se parte desde San Bruno. Se encuentra a unos 36 kilómetros de Santa Rosalía. Cuando empiezas el recorrido por la Isla San Marcos notas que no es solo un destino playero; tiene una historia minera enorme que sigue viva. Desde el mar alcanzas a ver la nube de polvo del yeso, una imagen curiosa que acompaña la navegación. Ya en tierra, el paisaje te enamora con sus acantilados y senderos.
Además, la vida marina alrededor de la isla es realmente llamativa. Hay zonas donde el agua es tan clara que puedes ver peces sin siquiera sumergirte del todo. Los arrecifes pequeños forman refugios para especies como el cazón. Es el lugar indicado para hacer snorkel o buceo.
¿Qué hacer en el Pueblo Mágico Santa Rosalía?
Volviendo al Pueblo Mágico, si paseas por el centro puedes ver las construcciones antiguas y disfrutar del pan recién horneado. Puedes entrar a cafeterías, visitar edificios emblemáticos y probar la deliciosa gastronomía basada principalmente en pescados y mariscos frescos.
Uno de los sitios más comentados es la iglesia de Santa Bárbara, atribuida por muchos a Gustave Eiffel. Caminar alrededor de esta estructura metálica es una experiencia curiosa, sobre todo porque su historia sigue envuelta en dudas. Algunos dicen que llega por accidente, otros aseguran que sí es parte de los diseños del francés.
La visita al Museo de Historia de la Minería te lleva directo al pasado. El edificio conserva objetos, herramientas y mobiliario que narran la época en que Santa Rosalía era un gigante del cobre. Incluso hay una pequeña locomotora antigua que sigue siendo de los spots favoritos para fotos. El interior te hace imaginar cómo era trabajar aquí hace más de un siglo, cuando la empresa El Boleo da forma al poblado.
Y si te queda energía, el complejo volcánico Tres Vírgenes te estará esperando. No es una caminata ligera, pero quienes aman la aventura disfrutan cada tramo. Desde arriba, la vista al Mar de Cortés parece interminable, y alrededor puedes ver especies únicas del desierto.