En el mundo existen diversas festividades que han llamado la atención de millones de personas por muchos años debido a sus peculiares características que las conforman. Ante esta situación, cada año podemos observar cómo es que miles de turistas recorren grandes distancias con el único fin de ser testigos de este tipo de celebraciones.
Una de estas peculiares festividades a las que nos referimos sucede en España, la cual es conocida como Colacho, la ceremonia burga para alejar el mal de las vidas de los habitantes del pueblo de Castrillo de Murcia, en Burgos. Dicha celebración se lleva a cabo durante las fechas en las que se conmemora el día de Corpus Christi y da paso a las celebraciones que corresponden a la Pasión de Cristo.
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De igual manera, esta celebración sobresale por un peculiar ritual en la que los participantes de esta procesión, que son conocidos como “Colachos”, saltan sobre algunos bebés que están acostados en colchones que se encuentran en el piso de las principales calles de esta región española. Luego de este acto un sacerdote se acerca y bendice a las y los bebés que participaron en este arriesgado hecho. Una vez realizada esta bendición, se cree que el Bien ha triunfado sobre el Mal.
Orígenes del Colacho, ceremonia que tiene como propósito alejar el mal
En cuanto a los orígenes de este peculiar festejo se sabe que existen diversos documentos que datan de 1621 en los que está plasmada la historia cómica de “El Colacho”, sin embargo, durante la Edad Media esta representación estaba prohibida. Con el paso del tiempo esta festividad fue nombrada como Fiesta de Interés Turístico, que se celebraría en la población de Burgos, en 1978.
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Este peculiar festejo consta de la participación del Colacho, personaje que hace burla al Diablo y es uno de las representaciones más importantes dentro de las festividades religiosas que se llevan a cabo en España. Y según pasajes religiosos, el Diablo siempre se ha encargado de que las personas caigan en tentaciones, por lo que durante estos festejos El Colacho tratará de interrumpir todas las celebraciones con la finalidad de que el Mal triunfe sobre el Bien.
Sin embargo, los intentos de El Colacho serán en vano, por lo que cada año tendrá que huir ante la intervención del sacerdote que bendice a los infantes y libra del mal a los pobladores de Castrillo de Murcia en Burgos. Y debido a este singular ritual religioso, miles de turistas viajan hasta esta población española para ser testigos de las travesuras de este pintoresco personaje.