Los pueblos mexicanos cuentan con varios elementos distintivos que los vuelven atractivos, ya que además de ser lugares con elementos naturales impresionantes, los habitantes de las localidades saben resguardar sus tradiciones, costumbres, platillos típicos, espacios arquitectónicos, artesanías y las mejores leyendas, que dan vida a seres de otros mundos, que recorren las calles de esta nación.
Existen diferentes historias en torno a apariciones, demonios, brujas y almas en pena, que perturban la tranquilidad de los mexicanos, pues llegan desde lo más profundo del inframundo, para aterrarnos y ponernos la piel de gallina, simplemente con escuchar todos esos relatos que muchos abuelitos o tíos nos han contado, entre las que se incluyen las apariciones del diablo, una costumbre que sucede cada 24 de agosto.
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¿Por qué se aparece el diablo cada 24 de agosto?
Una creencia popular dice que cada 24 de agosto, el diablo viene desde las profundidades del infierno, para caminar entre los mortales, causando varios accidentes, desgracias y apareciendo a través de manifestaciones que implican fuertes lluvias y algunas tormentas devastadoras, por lo que deberás tener precaución y dejar de lado algunas prácticas cotidianas.
En estos días, las personas tienen prohibido prender cerillos, portar sus armas, usar cuchillos, machetes o algún otro objeto cortante, trepar árboles o salir a nadar, pues el diablo podría jugarles una muy mala pasada y aprovecharse de las personas para causar daños graves a la salud o provocando pérdidas graves en sus pertenencias o familiares.
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La principal razón por la que el diablo decide causar estos males a los seres humanos, es porque en este día se festeja a San Bartolomé, un santo contra quien perdió una carrera, al hundirse en un río, por lo que regresa cada año, sin excepción, para manchar los festejos de este santo patrono, con sus pasos de malicia y desgracia entre las personas.
En esta popular creencia, se hace referencia a “La carrera en el monte Gasñape”, donde San Bartolomé, un apóstol de Jesús, dueño del Valle Chicama, una región muy prominente y rica, decide retar a Satanás a una carrera, en las que apostaron todas las riquezas del valle y quién resultara vencedor, se llevaría todo aquello que comprendía esta hermosa región.
Tanto el diablo como aquel apóstol, se prepararon para este desafío y tras llegar al monte Gasñape, el diablo ya llevaba una ventaja considerable, por lo que San Bartolomé, en un acto de fe, decide hincarse y pedir a Dios, la fuerza necesaria para vencer esta contienda. La gracia divina cayó sobre este santo y la fuerza se posó sobre el, tanto así que de un solo salto, cruzó hasta el otro lado del caudaloso río Chicama, aterrizando en una piedra que le ayudaría a seguir su carrera.
El diablo intentó copiar la estrategia de Bartolomé, pero el único resultado que obtuvo, fue quedar hundido a mitad del río, perdiendo la contienda contra este santo. Gracias a esto, la leyenda dice que, cuando los ríos se sacuden caudalosamente, podemos ver entre las aguas, la cola del diablo sacudirse estrepitosamente, para causar daños a los seres humanos y arruinar el día dedicado a quien fuera Natanael o San Bartolomé, un apóstol de Jesucristo.