Es fácil olvidar que muchas de las cosas que damos por sentado son diferentes en cada cultura y han variado a lo largo de las épocas, como es el caso de los rituales y tradiciones en torno a la muerte. Podemos ver esto en los distintos tipos de cementerios, momificaciones, tumbas y pirámides. La cantidad de costumbres relacionadas con la forma en que los seres humanos comprenden la muerte y lo que eligen hacer con los cuerpos de sus seres queridos una vez fallecidos es realmente infinita.
Muchas de las culturas anteriores a nuestra época resultan difíciles de estudiar debido a que nuestras fuentes de conocimiento se limitan a los artefactos y restos que han dejado atrás. Esto hace que las teorías sean múltiples. Por ejemplo, en el caso de las trepanaciones en culturas antiguas, se han encontrado prácticas similares en diversas regiones distantes entre sí, y para cada grupo cultural, estas prácticas podían tener significados diferentes.
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Descubrimiento de sistema funerario prehispánico reconfigura la percepción de rituales antiguos
El 26 de febrero de 2024, a través de un boletín publicado en la página oficial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se informó que el personal de este instituto, perteneciente a la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, “registró un enterramiento de la época prehispánica, el cual arroja luz sobre prácticas funerarias únicas y cómo se llevaban a cabo en la región”.
Claudia Servir Rosas, arqueóloga a cargo del salvamento arqueológico, junto con el equipo del Centro INAH Nayarit, se encontraban realizando labores en el municipio de Santiago Ixcuintla, específicamente en la localidad de Pozo de Ibarra. Su presencia en el área se debía a las obras en curso para la construcción de una red de drenaje, que requieren la atención y protección de posibles hallazgos arqueológicos.
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Este descubrimiento de un grupo de esqueletos apilados unos sobre otros constituye un sistema funerario peculiar. Involucra un esqueleto dispuesto de manera anatómicamente “normal”, junto con un conjunto de restos óseos que no siguen dicha disposición lógica. Esta configuración puede tener múltiples significados, especialmente dado que se observa que los cráneos se concentran en un mismo sector, algunos incluso colocados encima de otros.
Lo que llamó la atención de los arqueólogos fue la complejidad del sistema funerario. Concluyeron que no fue resultado de casualidad ni de un evento violento, ya que los restos fueron dispuestos de esa manera en un único momento, después de que ya estuvieran esqueletizados. Esto sugiere una elección deliberada en la disposición de los huesos, lo cual implica prácticas ceremoniales asociadas a la época prehispánica.
En este sitio se descubrieron al menos siete cráneos completos, todos presumiblemente pertenecientes a hombres de diferentes edades, sugiriendo la posibilidad de que fueran miembros de la misma familia. Además, se observaron modificaciones en los cráneos, una práctica relacionada con varias costumbres documentadas en culturas prehispánicas. A menudo, estas modificaciones se consideran formas de demostrar estatus social y también pueden tener fines estéticos.
El hallazgo de cráneos masculinos de diferentes edades ha llevado a los arqueólogos a contemplar la posibilidad de que estos individuos fueran miembros de una misma familia. Esta hipótesis sugiere que el ritual podría haber estado relacionado con la fundación o la conmemoración de un asentamiento, simbolizando la conexión de dicho grupo familiar con el territorio.
Este tipo de descubrimientos enriquece aún más la ya de por sí profunda relación que México tiene con la muerte, una conexión que caracteriza a nuestro país. Además, estos hallazgos son extraordinarios, ya que no tienen precedentes en sitios cercanos, lo que está generando un gran revuelo. Por esta razón, el boletín del INAH también nos recuerda la importancia de las labores de este instituto en colaboración con las organizaciones estatales.