El Palacio de Bellas Artes es un de los emblemas de la Ciudad de México. Debido a su arquitectura y su importancia para el arte, es un recinto donde, sin duda, se congregan muchas personas, pues tanto locales como extranjeros se admiran por su belleza y cómo resalta con su mármol blanco justo en medio de lo que se conoce como el Centro Histórico.
Localizado sobre la avenida Juárez y su cruce con Lázaro Cárdenas (Eje Central) es donde el Palacio de Bellas Artes se alza para que todos lo admiren y después se pierdan en los jardines de la Alameda Central, la cual lo resguarda con sus árboles y fuentes que le dan una mirada diferente a esta zona emblemática de la capital mexicana.
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Sin embargo, el Palacio de Bellas Artes guarda muchas historias increíbles desde su construcción, la cual estuvo a cargo del arquitecto Adamo Boari, quien retrató de una forma espectacular a una perrita que se puede apreciar en su fachada junto con otros detalles que son únicos y que sin duda te encantarán.
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¿Quién es la perrita de la fachada de Bellas Artes?
De nombre Aída, quedó inmortalizada una perrita de raza Setter ¬que fue la mascota fiel de Adamo Boari, quien pidió que se pusiera su rostro en la fachada una vez que, lamentablemente, falleció su fiel compañera.
De acuerdo con los relatos de la época y quienes estuvieron inmiscuidos en la construcción de este mítico recinto, Aída siempre estuvo al pendiente de la construcción, ya que desde el primer día estuvo con su dueño y hacía que todos fueran más felices mientras levantaban el inmueble.
Boari construyó Bellas Artes por encargo de Porfirio Díaz, quien entonces era el presidente de México. En su paso por el país, dejó su legado en otras obras muy importantes, pero sin duda, el recinto de la avenida Juárez fue el más importante.
Desde el 1 de octubre de 1904, cuando se iniciaron las labores de construcción de Bellas Artes, Aída estuvo al lado de Adamo Boari. Luego de unos años, la perrita falleció y fue cuando el arquitecto de origen italiano le pidió a su amigo, Beno Gianneti, una figura del animalito para así colocarla en la fachada.
Debido a que la construcción de Bellas Artes se extendió hasta 1928 y en ese plazo estalló la Revolución Mexicana, Adamo Boari tuvo que regresar a su país y no concluyó su obra, pero sin duda dejó mucha parte hecha para el trabajo que concluyó el mexicano Federico Mariscal, quien respetó la colocación de Aída en la fachada.