La curiosidad del ser humano por conquistar los aires, por añadir alas a su cuerpo y poder sentir los experiencia de volar, es, quizá, uno de los objetivos más arraigados a lo largo de nuestra historia, conseguir la sensación inigualable de libertad, ese acto que nos parecía tan lejano e inalcanzable y que poco a poco hemos logrado dominar a lo largo de más de mil años, tiempo en el que los esfuerzos por volar en el cielo nunca se detuvieron.
De acuerdo a varios autores, fue alrededor del año 852 cuando Abbás Ibn Firnás confeccionó una enorme lona que le ayudó a amortiguar su caída del aventarse desde la torre de Córdoba, en la península ibérica, con lo que logró el primer planteamiento en los aires para una persona en toda la historia. Por supuesto no podemos dejar de lado a Leonardo da Vinci, uno de los mayores genios de la humanidad que dejó varios bocetos que anticipaban, con algunos fallos, por 400 años el funcionamiento de la máquinas voladoras.
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Primera aerolínea comercial en viajar por el mundo
Fue ya en el siglo XX, cuando por 12 segundos los hombres probaron la libertad de conquistar los aires, fueron los hermanos Wright en 1903, quienes se elevaron en un transporte más pesado que el aire y de ahí, gracias a los avances tecnológicos, en poco más de 120 años, la industria de la aviación ha avanzado como nunca antes en la historia, y lo mejor de todo es, quizá, el transportar a miles de personas que buscan conocer destinos increíbles alrededor del mundo.
Esta importante industria comenzó con sus vuelos comerciales el 25 de agosto de 1919, cuando la aerolínea Air Transport & Travel Ltd, hoy British Airways, transportó al periodista George Stevenson Reece, desde Londres a París, viaje por el que pagó 20 guineas, es decir el equivalente a $1,346 euros, en lo que se convertiría en el inicio de los viajes de placer y la industria aérea turística, pues sólo un año después, es decir en 1920, la aerolínea KILM comenzó a ofrecer los viajes comerciales entre estas dos importantes ciudades europeas.
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Es gracias al ingenio humano y a su interminable curiosidad que logramos alcanzar y conquistar el cielo, y con ello comenzar a transportar personas alrededor del mundo, cumplir, así sus sueños, de disfrutar de algunos de los destinos más increíbles, llevarlos a desafiar sus mentes para dejar atrás las zonas de confort y así, hacer que cada vez se visten nuevas metas en la industria turística, en la que cada año millones de personas dejan atrás su lugar de origen para traspasar fronteras y viajar por el mundo.