A pocos minutos de la capital chiapaneca se encuentra Copoya, un pueblito lleno de calma, tradiciones y vistas que quitan el aliento. Desde sus calles empedradas se alcanza a ver una silueta imponente que se levanta sobre el cerro Mactumactzá, el Glorioso Cristo de Chiapas, una figura metálica de 64 metros que domina el paisaje y parece abrazar a toda la ciudad.
Esta obra no solo representa la devoción de sus habitantes, sino que también se ha convertido en uno de los miradores más visitados del estado. De día, el brillo del acero contrasta con el cielo azul; de noche, su iluminación cambia de color y puede verse desde casi cualquier punto de Tuxtla Gutiérrez.
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El Cristo de Copoya, como lo llaman los locales, fue diseñado por el arquitecto Jaime Latapí y se construyó entre 2009 y 2011. Está hecho de acero inoxidable y aluminio, materiales pensados para resistir el paso del tiempo sin perder su brillo. La figura representa a un Cristo resucitado, de pie y vestido, que parece bendecir al pueblo desde las alturas. Su base, de forma piramidal, incluye una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe, una cafetería panorámica llamada “Sabor a Cielo” y un espacio para misas y eventos religiosos.
La cruz sobre la que se eleva pesa unas 150 toneladas y se apoya en un terreno cuidadosamente estudiado para resistir sismos y vientos fuertes. Según su creador, se buscó que el monumento fuera moderno y simbólico, uniendo el arte, la fe y la identidad chiapaneca.
Cómo llegar y qué hacer en el mirador
Visitar el Cristo de Chiapas es una experiencia completa. Desde el centro de Tuxtla Gutiérrez, se puede tomar transporte público desde la Octava Avenida Sur o contratar un tour desde el Parque Jardín de la Marimba, con un costo aproximado de 200 pesos por persona.
Quienes prefieren ir en auto pueden hacerlo por la carretera estatal que conecta con Suchiapa; en el kilómetro cinco se encuentra el Monumento a la Familia Zoque, punto de referencia para ingresar por calles empedradas hasta Copoya. En el trayecto se atraviesan las estaciones del viacrucis, lo que convierte el recorrido en una caminata espiritual y escénica.
A tan solo unos metros del monumento, los visitantes encuentran el restaurante Suri Cocina Tradicional Zoque, donde el menú incluye platillos típicos como cochito, caldo de res, pozole y las tradicionales bolitas de chipilín, todo acompañado con tortillas hechas a mano y café chiapaneco recién molido.
Una postal viva del sur de México
Desde la cima del cerro Mactumactzá, el mirador ofrece una vista de 360 grados de Tuxtla Gutiérrez y de la vegetación que rodea el ejido. El atardecer es uno de los momentos más esperados, cuando el cielo se tiñe de tonos dorados y el Cristo se ilumina, reflejando los colores del calendario litúrgico.
Más que una atracción turística, el Cristo de Copoya se ha vuelto un emblema espiritual y cultural para los chiapanecos. Es el punto donde convergen la fe, la historia y la belleza natural de un pueblo que, literalmente, mira hacia el cielo.