El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha recuperado fragmentos de historia enterrada en el centro de la ciudad de Veracruz. En el marco de un proyecto de rescate del Centro Histórico, arqueólogos han documentado vestigios que abarcan más de cinco siglos, desde el contacto hispano hasta el siglo XXI. ¿No es sorprendente? Las excavaciones se desarrollan paralelas a obras públicas sobre las avenidas Independencia y 5 de Mayo, donde se han abierto más de 970 metros de exploración arqueológica.
Entre los hallazgos más llamativos se encuentran restos de cerámica, vidrio, huesos y elementos arquitectónicos que narran cómo se transformó la ciudad con el paso del tiempo. Algunos de estos fragmentos provienen de construcciones virreinales, otros de etapas más recientes como el siglo XX, cuando se renovaron calles y drenajes.
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¿Cuándo se fundó Veracruz?
Veracruz, la Heroica, no solo ha sido escenario de fundaciones, batallas y comercio, también ha sido testigo de una evolución urbana constante. Desde su fundación en 1519 como Villa Rica de la Vera Cruz hasta su rol actual como uno de los puertos más importantes del país, cada capa de tierra guarda historias que, gracias al INAH, vuelven a salir a la superficie para ser contadas con nuevas voces.
Una parte crucial del trabajo de recuperación que hizo el INAH, fue identificar restos de estructuras como la cimentación de los muros que alguna vez protegieron la famosa Puerta de México. Esta entrada, en tiempos virreinales, era uno de los pocos accesos terrestres a la ciudad amurallada. Su historia quedó sepultada tras las obras de urbanización de 1880, cuando se derribaron las murallas para dar paso a nuevas vialidades. Hoy, esos vestigios vuelven a la luz como testimonio del Veracruz fortificado.
Otro descubrimiento reciente ocurrió entre las calles Ocampo e Ignacio López Rayón, donde una zanja dejó al descubierto los restos de cuarteles y una prisión militar que formaban parte del sistema defensivo de la ciudad. Bajo capas de asfalto y concreto, el equipo encontró distintos niveles de pisos antiguos, e incluso fragmentos de huesos de animales utilizados como parte de una técnica constructiva poco convencional pero efectiva.
Según la arqueóloga Judith Hernández Aranda, responsable del proyecto, es común hallar huesos bovinos empleados como relleno en los suelos veracruzanos. En una zona con escasa piedra natural, los materiales orgánicos del ganado fueron reutilizados para dar estabilidad a terrenos blandos o anegados. Esto no solo nos habla de ingenio práctico, sino también de cómo la vida cotidiana influía en el diseño de la ciudad.
Todos los materiales recuperados son llevados a la Ceramoteca del Centro INAH Veracruz, donde se clasifican. Este trabajo minucioso permite construir bases de datos que alimentan investigaciones futuras y aseguran que la información no se pierda. La conservación es tan importante como la excavación misma, pues sin análisis y contexto, los hallazgos quedarían incompletos.