Explorar San Miguel de Allende es algo que cautiva desde el primer momento. Sin embargo, lejos de su tradicional casco colonial y sus caminos adoquinados, se esconde una joya poco conocida que deja boquiabiertos a quienes la descubren, la Cañada de la Virgen. Este sitio arqueológico, legado de la cultura otomí, permite sumergirse en el pasado y sentir la esencia mística de las civilizaciones ancestrales.
Este asentamiento ancestral, que fue reconocido de manera oficial como sitio arqueológico luego de más de diez años sin nuevas declaratorias, se encuentra situado en la región del río Laja, en territorio perteneciente a San Miguel.
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La edificación de este lugar se atribuye al pueblo hñähñu (otomí), quienes lo desarrollaron aproximadamente entre el 540 a.C. y el 1050 d.C. Varias de sus estructuras muestran una orientación relacionada con la astronomía o, lo que demuestra el avanzado entendimiento que poseían sobre el desplazamiento del sol y la planificación de las temporadas de cultivo.
A pesar de haber estado cerrado durante años, actualmente se puede visitar y ofrece un paseo organizado que mezcla paisaje, emoción y pasado ancestral. Es perfecto para quienes desean ir más allá de los sitios comunes y descubrir cómo las civilizaciones originarias usaban los astros para orientar su existencia diaria.
Joya prehispánica al alcance de todos
Para visitar la Cañada de la Virgen, una opción es sumarse a una excursión guiada que parte desde el centro de San Miguel o manejar alrededor de 40 minutos tomando la vía que conecta con Celaya y Dolores. El ingreso al lugar se realiza únicamente mediante transporte autorizado que ofrece el centro de recepción de visitantes, con salidas programadas cada hora desde las 10:00 hasta las 16:00. La experiencia completa dura cerca de dos horas y media, e incluye una caminata de más de mil metros.
El valor del pase general es de $70 MXN para personas mayores de 12 años y de $20 MXN para menores entre 5 y 12 años. El espacio dispone de estacionamiento, área de bienvenida, sanitarios, un sitio para descansar y casilleros para guardar pertenencias. Es aconsejable llevar vestimenta ligera, una botella con agua y bloqueador solar, ya que el recorrido se realiza en su mayor parte al aire libre.
Un sitio con misticismo y ciencia
Dentro de esta zona se pueden observar edificaciones como la Morada de los Trece Cielos, el Refugio de la Noche Eterna y la Estancia del Viento, cada una con propósitos rituales determinados. Además, hay elevaciones artificiales, estructuras escalonadas y senderos que siguen siendo analizados por expertos. Uno de los aspectos que más llama la atención es el camino ceremonial, que mide más de 900 metros de largo y tiene una anchura de 18 metros, lo que resalta su relevancia espiritual.
Visitar este sitio va mucho más allá de una simple caminata por ruinas antiguas; se trata de una conexión directa con una cultura que logró integrar el conocimiento astronómico, la expresión artística y la devoción sagrada. Para quienes se acercan a San Miguel de Allende, conocer la Cañada de la Virgen representa una experiencia profunda, que recompensa con creces cada paso recorrido y cada momento de reflexión.