Oaxaca es un bello estado del sur del país, muy famoso por su gran diversidad cultural, gastronómica y bellas tradiciones, además de increíbles sitios naturales, playas y rincones que llenan de magia cada uno de sus espacios. La ciudad capital que lleva el mismo nombre, cuenta con hermosos edificios coloniales hechos con piedra volcánica verde y resalta por sus exquisitas delicias culinarias.
En un viaje por Oaxaca te podrás encontrar con experiencias de todo tipo, desde aventuras extremas en sus hermosas playas o en su zona montañosa; una tarde romántica por las calles de sus pueblos mágicos o en el centro; hasta las más coloridas fiestas que te brindarán momentos de diversión muy particulares, pues cada uno de ellos llevará el sello distintivo de este maravilloso estado.
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Además de todo esto, Oaxaca es casa de dos importantes zonas arqueológicas, Mitla y Monte Albán, ruinas que marcan la historia de los pobladores y que representan un verdadero tesoro de gran importancia para la historia de las culturas prehispánicas en nuestro país; sitios que debes incluir en tu próximo itinerario de viajes por Oaxaca.
La zona arqueológica de Mitla
Esta zona arqueológica se ubica en el municipio de San Pablo Villa de Mitla, en el estado de Oaxaca, a unos 40 kilómetros sobre la carretera Panamericana que lleva hacia Tehuantepec, desde el centro de la capital y a un poco más de 600 kilómetros de la Ciudad de México. Una zona con diferentes hallazgos arqueológicos, entre los que sobresalen unos cimientos zapotecos, bajo decoraciones mixtecas que existían en este lugar.
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El nombre Mitla procede de etimologías nahuas, zapotecas y mixtecas, que en su conjunto significan “lugar de los muertos”, y es un sitio en el que se han encontrado evidencias de asentamientos humanos desde el siglo I. Después de la desaparición de Monte Albán, como uno de los principales núcleos de poder, Mitla se transformó en un pueblo con un centro de poder político muy importante.
El máximo apogeo y crecimiento de esta ciudad se dio entre los años 750 y 1521, un periodo muy importante para los zapotecas que habitaban esta región. Este espacio arqueológico comprende cinco conjuntos monumentales, que representan la mejor de sus etapas arquitectónicas y se componen del Grupo del Norte; Grupo de la Columnas; Grupo del Adobe o del Calvario; Grupo del Arroyo y Grupo del Sur.
En el pueblo donde se encuentra esta zona arqueológica, se celebra una fiesta anual cada 35 de enero, una celebración que se hace en honor al santo patrón del pueblo: San Pablo y dentro de las festividades, que se realizan desde la víspera del día 24 de febrero, se queman fuegos artificiales; toda la semana hay juegos mecánicos y antojitos regionales en la plaza central, en una fiesta que termina el 31 de enero.
La zona arqueológica de Monte Albán
Este es un importante recinto arqueológico que se encuentra a tan sólo ocho kilómetros de la capital del estado, la ciudad de Oaxaca. La distancia entre Monte Albán y la Ciudad de México es de 466 kilómetros aproximadamente, unas seis horas con 30 minutos de viaje en carretera, hacia esta antigua ciudad prehispánica, cuna de la cultura zapoteca y una de las zonas arqueológicas más visitadas en el país.
Monte Albán fue considerada como una de las ciudades más importantes y aunque, no se sabe cuál era su nombre original, se sabe que su nombre puede significar “Montaña Sagrada”. Este espacio fue una de las ciudades más importantes en toda Mesoamérica, fundada en el año 500 antes de Cristo sobre la cima de una montaña en el cerro de los Valles Centrales de Oaxaca, que funcionó como la capital de los Zapotecas hasta principios del año 800 de nuestra era.
Durante su apogeo, esta ciudad llegó a albergar a cerca de 35, 000 habitantes, quienes habitaban las laderas de la montaña y eran dedicados a la agricultura, como principal actividad comercial. Esta ciudad dejó al descubierto sus notorias similitudes con Teotihuacán durante la época clásica, pues podemos apreciar gran influencia de la zona central de la cultura teotihuacana en algunos rincones de Monte Albán.
Además de ser de gran importancia histórica, este espacio está declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, un reconocimiento otorgado por la UNESCO el día 11 de diciembre de 1987, que además cuenta con un área protegida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INHA), que abarca una extensión de 2078 hectáreas, un espacio importante que debe ser preservado, pues representa una periódio de gran relevancia el pasado de México.