Los colores son vida y en Tlaxcala hay un lugar para disfrutar de ellos, aunque esto es una iglesia, y es que el Templo del Calvario es el emblema de Ixtacuixtla, uno de los municipios de este estado que está muy cerca de la Ciudad de México.
Ixtacuixtla es uno de los 14 pueblos del estado y se fundó entre 1800 a 1200 a.C., además que antes respondía al nombre de Tzompantepec. Fue hasta 1554 cuando por petición del cabildo se solicitó construir un convento en el área que hoy conocemos como Tlaxcala y de los cuatro pueblos sugeridos, fue Ixtacuixtla el elegido.
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Fueron 30 años los que se tardaron en construir esta iglesia que hoy le da vida al poblado y que contrasta con todos los de la época. Fue en el siglo XVI cuando el mismo entró en funciones y sorteó, de buena forma, las batallas de la Independencia.
Su planta arquitectónica es la clásica cruz latina y al interior hay retablos y piezas de arte sacro que fueron parte de la orden franciscana, misma que es la encargada de su conservación. Sin embargo, el exterior es donde comienza la belleza.
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Levantado en piedra y adobe, su azulejo amarillo entre las torres de color rojizo destaca, además que cuenta con una fila de escalones que te llevan hasta la entrada principal, mismos que están adornados y pintados de un sinfín de colores.
Cuentan los locales que abajo del Templo del Calvario hay túneles que conectan las tres iglesias del lugar, mismos que son San Felipe Apóstol, El Calvario y San Felipe, además que el ladrón Chucho ‘El Roto’ lo usaba como escondite, pero nadie ha podido comprobar que estos túneles existen.
El Templo del Calvario ya lleva algunas remodelaciones y sus fiestas principales son el 2 de mayo, que es cuando tienen la fiesta patronal y el pueblo se vuelve una fiesta, además que los 24 y 25 de diciembre es cuando más gente tienen.