Viajar y ser mochilero no son conceptos excluyentes, sino más bien dos caras de la misma moneda. Ambos comparten la pasión por descubrir nuevos lugares y culturas, expandiendo nuestros horizontes y enriqueciendo nuestra experiencia de vida. La diferencia radica en el enfoque y la planificación del viaje.
Un viaje tradicional se caracteriza por tener un destino definido, un presupuesto establecido y un itinerario más estructurado. Se disfruta de conocer sitios emblemáticos, probar la gastronomía local y adentrarse en la cultura del lugar. La duración puede variar desde un fin de semana hasta varios meses, dependiendo de los intereses y recursos del viajero.
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¿Qué se necesita para ser un mochilero?
En cambio, el espíritu mochilero se caracteriza por la espontaneidad, la flexibilidad y la apertura a lo inesperado. Un viaje mochilero puede comenzar con un plan inicial, pero a menudo se transforma en una aventura impredecible que se extiende más allá de lo previsto. Se trata de conectar con la gente local, vivir experiencias auténticas y adaptarse a los imprevistos con una sonrisa. Si te sientes atraído por el estilo de vida mochilero, aquí te compartimos algunos consejos.
Antes de compartir algunos consejos para tu aventura mochilera, es fundamental que tengas claras tus dos prioridades: tu seguridad y la seguridad de tu entorno. Ser mochilero implica un compromiso con tu bienestar y con el cuidado del medio ambiente y las comunidades que visites. Esto incluye respetar las costumbres, culturas y todos los ecosistemas a los que tengas la oportunidad de acercarte.
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Decide cómo generar tu presupuesto
En la vida mochilera, existen dos grandes alternativas: ahorrar dinero antes del viaje y viajar de forma austera para prolongar la experiencia lo máximo posible, o generar ingresos en el camino. Esto último puede incluir trabajar en diferentes hostales a cambio de alojamiento, participar en voluntariados o conseguir trabajos temporales en distintos lugares. Ambas opciones son viables y dependerán de tus preferencias y circunstancias personales. Tener bien definido tu presupuesto inicial será de gran utilidad.
Encuentra herramientas de ahorro
Muchas veces al viajar, nos encontramos con microgastos inesperados, como la necesidad de comer fuera por falta de acceso a una cocina, lavar ropa sin lavadora propia, y otras cosas que probablemente no enfrentamos en nuestra vida cotidiana. En estos casos, lo importante es identificar esos gastos y buscar soluciones económicas: encontrar lugares asequibles para comer, lavar la ropa a mano asegurándonos de no contaminar, hospedarnos en alojamientos con cocina, entre otros.
Empaca de forma austera
Al momento de armar nuestra mochila, debemos considerar únicamente lo más esencial, ya que ese peso será el que nos acompañe durante todo el viaje. Aunque no tengamos que cargar la mochila constantemente, sí deberemos hacerlo de forma regular. Elegir una mochila de buenos materiales y duradera, además de empacar lo más esencial, es clave. Lleva un máximo de 5 mudas de ropa para cada tipo de clima, pero si logras adaptarte con 3, tendrás más que suficiente.
Elige un buen abrigo y buen calzado
Esto no suele mencionarse, pero hace toda la diferencia. Un abrigo realmente abrigador te salvará de apuros en muchos momentos, incluso si inicias tu viaje en lugares cálidos. Es mejor tener algo con que taparte en lugares con aire acondicionado muy frío, o si cambias de trayecto por alguna razón. En cuanto a los zapatos, asegúrate de que tengan un buen agarre, sean cómodos y estén adaptados a tu pie antes del viaje. Si son de montaña, aún mejor.
Atrévete a probar cosas nuevas
Si tienes espíritu mochilero, seguramente esto no será un problema para ti, pero es importante recordar que nuestros prejuicios o miedos nos pueden detener de vivir grandes experiencias. En un viaje, alejarse de ellos es lo mejor que podemos hacer. Esto no significa ponerte en situaciones de riesgo; en esos casos, sigue tus instintos y protégete. Nos referimos a no dejar que los prejuicios por lo diferente te impidan vivir cosas maravillosas.
Lleva lo esencial contigo siempre
Pasaporte, documentos de identificación, tarjetas, celular y efectivo deben estar siempre cerca o en tu posesión en todo momento. Esto evitará imprevistos o extravíos que puedan entorpecer tu plan y te permitirá desplazarte por cualquier motivo imprevisto sin problemas.
Investiga, pero deja espacio para la sorpresa
Preparar las primeras etapas de tu viaje es fascinante: elegir el destino inicial, aprender sobre él, su idioma, sus costumbres, sus formas, etc. Investigar sobre el sitio al que te diriges te ayudará a evitar contratiempos, y es algo muy recomendable. Sin embargo, no dejes de vivir el presente y de estar abierto a las sorpresas que el camino pueda ofrecerte.