El momento histórico que marca el inicio oficial de la lucha por la Independencia de México es conocido como el Grito de Dolores. Este evento tuvo lugar cuando el cura Miguel Hidalgo y Costilla llamó al pueblo a levantarse en armas contra el dominio de la Nueva España desde el atrio de la Parroquia de Dolores.
Aunque el nombre del evento proviene de la parroquia, se le conoce como el "Grito" debido a que Hidalgo pronunció su discurso de manera apasionada y enérgica. Sin embargo, ¿es este el mismo discurso que se repite cada año en la actualidad? En ESCAPADA te contamos su origen.
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¿Cuál fue el discurso de Miguel Hidalgo y Costilla?
Si eres mexicano o has participado en una celebración del 15 de septiembre, Día de la Independencia de México, es probable que hayas escuchado el famoso discurso que se repite cada año, con algunas variaciones, pronunciado por el presidente, gobernadores, figuras públicas y, en ocasiones, de manera privada en reuniones familiares o fiestas, donde algún valiente se atreve a dar el discurso. Esta tradición, acompañada de vítores de “¡Viva!” de los asistentes, es profundamente significativa y entrañable.
De acuerdo con la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM y investigador del Instituto de Investigaciones Históricas, Alfredo Ávila Rueda., el discurso de Miguel Hidalgo fue el siguiente: “Señores, somos perdidos; los franceses ya conquistaron España y vienen a conquistarnos a nosotros. Se acabó la opresión, se acabaron los tributos, se acabaron las gabelas y voy a pagarle medio peso a los que me acompañen a pie y un peso al día a los que me acompañen a caballo”.
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Este discurso difiere considerablemente de los que escuchamos en la actualidad, pero el origen de los “¡viva!” actuales sí está relacionado con el cura Hidalgo. Aunque no proviene de ese primer discurso en Dolores, sí tiene su origen en el momento en que, al llegar al santuario de Atotonilco y tomar el estandarte de la Virgen de Guadalupe, Hidalgo exclamó “¡Viva la Virgen de Guadalupe!” y luego añadió “¡Viva San Miguel Arcángel!”. Es importante señalar que sería anacrónico pensar que en ese discurso gritó "¡Viva México!", ya que en ese momento se encontraba en Guanajuato y la idea de una nación unificada llamada México aún no existía.
Con el paso de los años y el fortalecimiento de la identidad nacional, se sumaron diversos “¡Viva!” al tradicional discurso, especialmente con la influencia de la Revolución Mexicana. Durante las fiestas patrias, Andrés Quintana Roo solía pronunciar un discurso de aproximadamente media hora, que culminaba con el grito de “¡Viva México!”. Con el tiempo, el discurso fue eliminado y se mantuvieron solo los “¡Viva!” que se modifican cada año, según quien lo pronuncie. Además, la campana del Pueblo de Dolores fue trasladada a la Ciudad de México, y es parte de la tradición que el presidente en turno la toque al finalizar los cánticos.