La herencia arqueológica de México se distingue por su profundidad y singularidad a nivel global. Su valor reside en el impresionante legado que dejaron las culturas ancestrales que habitaron esta región antes de la llegada de los europeos.
Tras extensas investigaciones, descubrimientos y trabajos de preservación, hoy es posible adentrarse en la vida cotidiana de los pueblos mesoamericanos originarios. Desde mediados del siglo pasado, esta nación ha convertido el estudio de sus raíces en una forma de promover el conocimiento histórico y el interés turístico.
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A lo largo y ancho del territorio nacional se pueden encontrar sitios arqueológicos que resguardan estructuras sagradas, esculturas talladas, edificaciones en forma de pirámide y espacios ceremoniales con un fuerte simbolismo. Estas áreas han recibido reconocimiento global, e incluso muchas han sido declaradas Patrimonio Mundial por su relevancia cultural.
Más allá de estos títulos, recorrer un asentamiento arqueológico permite vivir una experiencia enriquecedora que combina exploración, paisaje y conexión con las antiguas civilizaciones. A continuación, tres joyas arqueológicas que te harán sentir que viajas al pasado sin salir de México.
Tres zonas arqueológicas imperdibles en México.
Palenque - Chipas
Ubicada en el corazón de Chiapas, Palenque fue una antigua urbe maya envuelta en misterio. Surgió durante el siglo III y funcionó como sede de poder, espiritualidad y defensa. Sus construcciones reflejan sofisticación, con monumentos y grabados tallados que narran episodios de su pasado. Hoy, este sitio declarado por la UNESCO como Tesoro Mundial, se halla entre vegetación selvática y junto a un encantador Pueblo Mágico que lleva el mismo nombre.
Recorrer estas ruinas es una experiencia única. Destacan estructuras como el Templo de las Inscripciones, la residencia conocida como El Palacio y el santuario de la Cruz. El entorno tropical, con calor y humedad constantes, se combina con parajes naturales como Misol-Há y Agua Azul, creando una aventura inolvidable. El sitio está a solo 10 minutos del aeropuerto, lo que lo hace muy accesible para quienes llegan desde otros destinos.
Tajín - Veracruz
Ubicado a escasos 10 km de Papantla, en el estado de Veracruz, El Tajín destaca como un antiguo centro espiritual vinculado al Dios del Trueno. Este lugar asombra por su famosa edificación de los Nichos, una estructura que cuenta con 365 cavidades, lo que ha llevado a pensar que guarda relación con el paso del sol a lo largo del año.
Rodeado de un entorno selvático, este enclave arqueológico cuenta con más de 17 canchas destinadas al juego de pelota, además de numerosos edificios religiosos y administrativos. En lengua totonaca, su nombre puede interpretarse como “morada del humo” o “sitio del estruendo”, una posible referencia a las ceremonias con copal que allí se llevaban a cabo. Hoy en día, el lugar está adaptado para recibir visitantes, con caminos bien señalizados, expertos que guían los recorridos y el atractivo adicional de presenciar la tradicional danza de los voladores de Papantla.
Cobá - Tulum
Ubicada hacia el oeste de Tulum, en el estado de Quintana Roo, Cobá fue un destacado asentamiento maya durante el periodo Clásico. Esta antigua metrópoli cubre más de 70 km² y se halla entre cinco cuerpos de agua. La construcción más representativa es Nohoch Mul, una enorme pirámide de 42 metros, considerada la más elevada de toda la región de Yucatán, desde donde se contempla una panorámica impresionante del bosque.
Cobá sobresale por su sistema de sacbés, antiguos senderos de piedra clara que enlazaban distintos sectores de la ciudad e incluso otras urbes mayas. Solo una fracción del lugar ha sido revelada, por eso explorarla en bicicleta o tricitaxi resulta una aventura imperdible. A corta distancia, se pueden visitar cenotes como Choo-Ha y Tamcach-Ha, perfectos para un baño revitalizante tras el recorrido.