¿Sabías que a solo 120 kilómetros de la CDMX puedes admirar pinturas rupestres en el interior de una cueva? Así es, a menos de 3 horas de la ciudad, y lo mejor de todo: en el Pueblo Mágico de Tonatico. Un viaje en el tiempo a tan poca distancia parece increíble, ya que las pinturas rupestres son dibujos que han perdurado desde la prehistoria. ¿Te imaginas eso para una ESCAPADA de fin de semana?
El Pueblo Mágico de Tonatico, en el Estado de México, es famoso por su clima semitropical durante todo el año, lo que lo hace una excelente opción tanto para escapar del frío como del calor extremo. Aquí encontrarás numerosas grutas y cuevas para explorar, que incluyen ríos subterráneos y un posible sitio de adoración a Tláloc, el dios de la lluvia.
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Pinturas rupestres en Tonatico
En el Pueblo Mágico de Tonatico, además de disfrutar de balnearios y pozas de aguas termales, puentes colgantes e iglesias coloniales, puedes explorar diversas grutas, como las impresionantes Grutas de la Estrella. Este lugar místico te da la oportunidad de admirar estalactitas y descubrir un río subterráneo, al que se accede mediante rapel y natación. Es una aventura extrema imperdible si te apasionan este tipo de experiencias.
Hoy queremos hablarte de un lugar cuyo pasado ha viajado a través de los siglos para que hoy pueda ser admirado: las pinturas rupestres de Tonatico. Para verlas, debes visitar el Parque Niltze Bioaventuras, un espacio de siete hectáreas donde podrás disfrutar de senderismo, acampar, alquilar cabañas y nadar en albercas. Después de un día lleno de aventuras, podrás relajarte y deleitarte con sus opciones gastronómicas.
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En este parque, acompañado de expertos, podrás explorar la Cueva de las Manitas, hogar de las pinturas prehistóricas. Además, en el parque encontrarás Cruces y Soles, un mirador con dibujos prehispánicos y coloniales en las paredes de una barranca. Este parque es una auténtica travesía a través del tiempo.
No olvides que Tonatico es un Pueblo Mágico. Así que, además de disfrutar de las pinturas rupestres, podrás apreciar la serenidad del pueblo, conocido por los cerros que lo rodean y sus casas blancas y rojas con techos de teja. El clima de tranquilidad que se respira en este lugar es parte esencial de tu visita.