"Tláloc, camate, pofavo", "cámara, Tláloc, ya estuvo", son algunas de las frases que suelen inundar las redes sociales durante la temporada de lluvias, en especial cuando el agua ocasiona inundaciones, retraso en la movilidad de la ciudad o hasta nos despierta con truenos durante la madruga. Pero ¿quién es Tláloc?, o ¿por qué los capitalinos hacen referencia a este personaje cuando llueve?, y lo más importante, ¿cuál es la razón de las inundaciones en la CDMX?
Año con año, la Ciudad de México se ve afectada durante la temporada de lluvias, en la que diversas colonias terminan inundadas y familias pierden su patrimonio. Sin embargo, no se trata de un problema reciente, ya que la capital del país ha padecido de inundaciones desde hace siglos, pero ¿qué es lo que sucede en la CDMX durante la temporada de lluvias?
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La gran ciudad México-Tenochtitlán se fundó sobre lo que alguna vez fue el Lago de Texcoco y tras la llegada de los españoles, estos lagos fueron secados para erigir la gran Ciudad de México, pero no se planeó para soportar la gran metrópoli que es hoy. En los últimos años, la situación se ha agravado debido a la falta de vegetación y árboles que puedan filtrar el agua de la lluvia, por lo que esta busca otras salidas y se encuentra con otro problema: la pavimentación, dejando graves problemas de inundaciones.
Sin embargo, hay algo más detrás de las grandes inundaciones que año con año azotan a la CDMX y se encuentran relacionadas a Tláloc, el monolito que ahora custodia la entrada del Museo Nacional de Antropología e Historia, y que de acuerdo con los relatos populares "fue robado" de su lugar de origen, razón de su "ira" en contra de los capitalinos, pero ¿qué fue lo que sucedió exactamente?
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El día que Tláloc casi inunda a la CDMX
El 16 de abril de 1964, fue un día histórico para el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), ya que los capitalinos se enfrentaron a una intensa lluvia que inundó a varias colonias, pese a que ese día no estaba pronosticado el mal clima y por supuesto, no era temporada de lluvias. ¿Qué sucedió? Ese día la capital se preparaba para la llegada de un monolito de 168 toneladas: Tláloc.
De acuerdo a los registros históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se tuvo que construir una plataforma de 24 metros de largo y 6 de ancho, reforzadas con vigas y cables de acero. Además de que se tuvieron que remover 300 cables de luz y de alta tensión, a fin de que Tláloc pudiera ser trasladado de su lugar de origen hacia la Ciudad de México. Un hecho histórico que estuvo rodeado de enfrentamientos y acaparó las portadas de los principales diarios.
El monolito de Tláloc, el dios de la lluvia para los mexicas, fue descubierto en 1889, en el pueblo de San Miguel Coatlinchán (‘el lugar de las serpientes‘, por su traducción del náhuatl), en la parte norte de Texcoco, Estado de México. Aunque por varios años se supo de su existencia, no fue sino hasta 1903 que el arqueólogo Leopoldo Batres aseguró que se trataba de Tláloc. Pronto se popularizó entre sus habitantes, y permaneció en posición horizontal, por lo que algunas personas subían al monolito como parte de un 'atractivo turístico'.
Para 1964, el entonces presidente, Adolfo López Mateos, pidió que la pieza fuera recuperada y traída a la CDMX, a fin de colocarla en la entrada del Museo de Antropología como la pieza estrella en la inauguración del recinto, por lo que comenzaron los trabajos para su traslado, los cuales no serían nada sencillos. Aunque un año antes, se había llegado a un acuerdo con los pobladores para mover la pieza, algunos habitantes realizaron un "boicot".
Según lo señalado por el diario El País, a los pobladores de la zona que resguardaba a Tláloc, se les prometieron "carreteras y agua", pero no lo cumplieron. Debido a que una parte de los pobladores se rehusaba a que el monolito fuera movido de su lugar de origen, el día que se preparó todo para su traslado a la CDMX, algunos habitantes poncharon las llantas de los tráileres y las plataformas dispuestas para mover a pieza, además de que rompieron los vidrios de los autos e incluso lograron ahuyentar a los ingenieros bajo amenazas, pero no por mucho tiempo.
Para apoyar a las labores de traslado, el presidente envió el apoyo del ejército para completar con la tarea y acompañar al enorme monolito durante su recorrido, por lo que los pobladores lloraron mientras veían que su gran monolito dejaba su lugar de origen, pero fue entonces que todo cambió...
Aunque para ese día en especial no se habían pronosticado lluvias, durante el traslado de Tláloc a la CDMX, la capital fue azotada por una lluvia "inusual" que nunca antes se había visto. Cerca de una hora y media, la ciudad vio caer un aguacero que inundó varias colonias, pero al final, la pieza logró entrar por el Zócalo capitalino poco después de la media noche. Durante su traslado por la avenida Reforma, cientos de personas se dieron cita para ver pasar al enorme Dios Tláloc.
"Nomás se lo llevaron y aquí dejó de llover como antes", aseguró Cirilo, uno de los habitantes entrevistados por El País en 2014. Aunque en 2007, el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, develó una réplica del monolito en la plaza central del pueblo, asegurando que con ello se saldaba una deuda histórica con el pueblo de Coatlinchán. Pero eso no sería suficiente.
Un día antes de que se cumplieran 50 años del traslado de Tláloc a la capital, la Ciudad de México fue azotada por una enorme tormenta acompañada de granizo, la cual además de las afectaciones a hogares y comerciales, dejó a 10 personas lesionadas, pero ninguna de gravedad. Mientras que en el pueblo de Coatlinchán apenas y llovió un poco. "Por eso se inunda ahora la ciudad, porque se llevaron a Tláloc", aseguran los pobladores de su lugar de origen.
¿Tláloc o Chalchiuhtlicue?
El monolito de Tláloc está rodeado de leyendas, siendo la principal las inundaciones en la Ciudad de México, sin embargo, hay quienes aseguran que la pieza en realidad no pertenece a la representación del Dios Tláloc, sino a su esposa Chalchiuhtlicue, que representa a la deidad femenina de los lagos y las corrientes de agua. Este rumor comenzó cuando el pintor José María Velasco quien realizó un monolito en la cañada de Santa Clara, pensando que se trataba de la dualidad femenina del Dios de la lluvia y el relámpago.
En 1903, el pionero de la arqueología moderna Leopoldo Batres, aseguró que la gran piedra era una representación del Dios Tláloc. Sin embargo, entre algunos pobladores del pueblo de Coatlinchán, aseguran que el monolito encontrado en sus tierras es Chalchiuhtlicue, alegando que la figura de Tláloc tiene "forma de serpiente" y que se encuentra oculta en la zona, ya que de lo contrario "ya habría dejado de llover" de forma definitiva. Aunque nunca nadie la ha visto.
A la fecha, en monolito a Tláloc se encuentra justo a la entrada del Museo Nacional de Antropología e Historia, para dar la bienvenida a los visitantes del lugar. Incluso hay quienes aseguran que si prestas muchas atención, aún se puede escuchar al Dios hablar.